Vivir como rehenes, entre la impotencia y el hartazgo
Edición Impresa | 27 de Septiembre de 2017 | 02:05

El barrio de la Uocra ayer vivió uno de los peores momentos de su historia. Vapuleado por las constantes concentraciones y asambleas que hacen imposible transitar la cuadra de 44 entre 4 y 5, las postales que quedaron registradas ayer marcaron el clima de creciente tensión desde el primer minuto y hasta pasadas las cinco de la tarde. El panorama llegó a tal punto que desde la propia secretaría de Control Ciudadano de la Municipalidad se indicó que “los vecinos y la Ciudad son rehenes de esta situación”. El paso constante de helicópteros, la destrucción de botellas, los gritos amenazantes, redondearon una escena casi dantesca en el centro platense.
Cubiertas quemadas, adoquines en la calle 44 y la imposición del corte de tránsito permanente generó que no pudiera funcionar la oficina de Catastro que está en la cuadra de la Uocra (y debió ser evacuada), así como gran parte de los comercios de la zona.
Además, quienes viven en los alrededores de la sede gremial tuvieron un martes para la pesadilla. Quienes tuvieron que pedir remises o taxis para ir a trabajar debieron convenir subir a los vehículos a varias cuadras de sus casas o departamentos, y quienes intentaron salir con sus vehículos demoraron mucho más de lo habitual y se encontraron con situaciones de fricción con los manifestantes que no entendían razones a la hora de pedirles que liberaran el paso.
En medio de un clima de tensión que se vivió desde la noche del lunes y gran parte de la jornada de ayer en las inmediaciones de la sede del gremio de los trabajadores de la construcción, a raíz de una causa judicial por “extorsión” y la posibilidad de detención de su titular, Juan Pablo “Pata” Medina, el titular de Control Ciudadano, Roberto Di Grazia, aseguró que “esta situación no es de ahora, se viene repitiendo durante muchos años. Los vecinos están rehenes de esta situación, y Control Ciudadano no es ajeno a esto, porque muchos inspectores a lo largo de este tiempo han sido agredidos cuando han querido actuar en esos lugares”
“Por eso hay que darle un corte definieron a esto, hay que volver al estado de derecho. Las normas se tienen que cumplir en este país, en esta Ciudad”, sostuvo el titular de la dependencia de contralor que tiene sede en 20 y 50.
El funcionario dijo que “hay una decisión política de que esto tienen que volver a encausarse, tiene que terminar. de una vez por todas.
En relación a los operativos que Control Ciudadano realizó en se sector, Di Grazia explicó que “Control Ciudadano es un organismo de control contravencional, no tienen función de fuerza de seguridad. Cuando ha ido para hacer un ordenamiento, para cortar la calle o para persuadir a esta gente para que se corra para que el tránsito fluya muchos inspectores han sido agredidos”.
“La realidad marca que cuando la gente pide a los inspectores de ir a esa zona, muchos dicen no ir porque está en juego la integridad física de ellos. Entonces esto tiene que terminar de una vez por todas”, insistió.
En ese sentido recordó que “a lo largo del tiempo se han hecho varias denuncias en la Justicia, que tiene que actuar. Está la decisión de cambiar esta realidad. Esperemos que esta situación se empiece a regularizar.
Los vecinos, incluso, se reunieron en reiteradas oportunidades, entre ellos y con autoridades policiales y municipales en los últimos años. Sin embargo, la situación no mejoró, todo lo contrario. El avance de la depreciación de los valores de las propiedades cercanas al gremio no encontró un dique de contención y las constantes tomas de la cuadra provocaron diferentes y numerosos trastornos.
Ayer, el barrio estuvo sitiado. Los micros tuvieron que cambiar radicalmente sus recorridos y numerosos pasajeros quedaron varados, porque varias unidades le quitaron una parte importante a sus trayectos habituales y los usuarios no sabían dónde tomarlos para ir a trabajar, llevar a los chicos a la escuela o bien regresar a casa.
Parte de los manifestantes se fueron desperdigando por las calles laterales del gremio y hubo un extraño episodio en el que un camión destruyó un paredón en 45 esquina, en un sector “abandonado” de la manzana en la que hay instalaciones de Edelap.
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