Lo que fue y lo que es

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Hasta hace poco más de 15 años el Centro de La Plata tenía una “pinta” parecida a la de ahora, aunque un espírutu bien distinto. Los negocios estaban abiertos -abiertos, literalmente- hasta tarde, y los fines de semana la calle 8 se convertía en peatonal para que grupitos de pibes se juntaran en las esquinas de 47 y 48, entre tarjeteros que eran bien conscientes de su reinado. Cualquiera que no haya estado en la Ciudad en estos últimos 20 años y un buen día volviera de repente podría creer que nada cambió demasiado, pero caminar por la 8 un viernes por la tarde lo haría caer en la cuenta de que cambió todo. Esa calle angosta salpicada de negocios ya no es peatonal los fines de semana y el punto de encuentro se “mudó” a las esquinas de 50 y 51, donde los “reyes” ya no son los tarjeteros, sino las corridas, los golpes, los arrebatos.

Si en los pueblos del interior bonaerense el “centro” sigue siendo un punto de encuentro obligado para todas las edades, escenario de la vuelta del perro (que en no pocos resiste con fuerza a la sentencia del tiempo) y los paseos nocturnos, en La Plata se “apaga” después de que se retiran los últimos empleados de los negocios.

Bares, restaurantes y boliches hicieron pie a unas cuadras de allí, no muy lejos, pero tampoco cerca. Por eso a nadie extraña que los escruches se hayan convertido en una modalidad recurrente de las madrugadas en esa zona, devenida en tierra de nadie.

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