La prueba piloto de la nueva planta para tratar los residuos entra en la recta final
Edición Impresa | 12 de Enero de 2018 | 02:08
Doce años después de que la Suprema Corte bonaerense homologara su plan de cierre, tras una larga batalla judicial de entidades ambientalistas, el relleno sanitario que CEAMSE opera camino a Punta Lara empieza a despedirse. Dentro de poco más de un mes, la entrada en operaciones de una nueva planta de tratamiento determinará el ocaso de su vecina, inaugurada en 1982 y actualmente saturada con serranías de desperdicios.
La flamante planta TMB (por el “tratamiento mecánico-biológico” al que serán sometidas las 900 toneladas de residuos que enviarán a diario La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena, Brandsen y Punta Indio), se inauguró en modo “piloto” a inicios de diciembre pasado.
Se la destaca como “la primera experiencia nacional orientada al tratamiento del cien por ciento de los residuos generados en un región”, una definición a tono con las ambiciones de las autoridades de CEAMSE, que esperan trabajar “24/7”, sin feriados, en tres turnos de ocho horas, para recuperar en promedio un 60 por ciento del material desechado por la gente, y enfardar el 40 por ciento restante que sería usado para rellenar cavas y canteras.
Esto comenzará a ocurrir a gran escala a fines de febrero o comienzos de marzo, de acuerdo con los plazos que se manejan oficialmente; en el predio de arroyo El Gato y ruta 11, entre el actual vertedero y el Aeroclub, mientras se desarrollan las pruebas, se están culminando detalles de la obra, galpones, líneas de procesamiento, balanzas de pesaje de camiones y calles de circulación interna.
Creado por la sociedad estatal Coordinación Ecológica Área Metropolitana -constituida en 1978 por los gobiernos porteño y bonaerense, entonces de facto-, el agonizante Complejo Ambiental Ensenada inició actividades en diagonal 74 y canal del Gato, en marzo de 1982.
En el año 2000 se empezó a hablar de su “inminente” saturación, pero siguió siendo sobreexplotado y sus celdas con piso de polietileno aplastadas con capa tras capa de basura y tierra.
A partir de su cierre, sobrevendrá -tal como pasó en el relleno de Villa Dominico- una etapa de saneamiento y progresiva parquización; luego, la captura y quema del gas metano que produce la descomposición de la basura enterrada proveerá diariamente a la red con cinco megavatios de electricidad, que equivalen al consumo diario de 35 mil personas.
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