VIDEO. Cruce de versiones en torno al doble crimen en una fiesta en el barrio Savoia

Familiares de los dos jóvenes asesinados en la puerta de una casa donde se realizaba una fiesta en Savoia, aseguraron hoy que fueron apuñalados "por la espalda" mientras ocurría una "batalla campal".

Esther, madre de Maximiliano Mengarelli (24), dijo que a través de la red social Facebook convocaron a "todo el barrio" a una fiesta y fue gente "de todos lados".

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Sin embargo, los investigadores aseguraron que si bien existió una convocatoria de la dueña de casa a través de un mensaje de la red social, la fiesta era para un grupo de amigos y que no se trató de un evento clandestino.

"Margarita Carrillo tiene costumbre de hacer fiestas, traer gente de todos lados", acusó la mujer, quien afirmó que su hijo fue "a comprar al quiosco de al lado" de la vivienda donde se hizo el encuentro.

Según Esther, en ese momento se cruzó "con gente de la fiesta y lo mataron de atrás", tras lo cual señaló que el autor de ese crimen fue Nicolás Basualdo (28), esposo de la mujer embarazada, llamada Laura Sosa (21), que presuntamente luego asesinó a Rubén Octavo (21) de la misma manera.

En tanto, la hermana de Rubén sostuvo que en ese lugar "siempre hubo peleas, tiros y mucha gente desconocida que venía de otros lados porque nunca hay controles".

"Quisieron lavar una camiseta de Boca (utilizada por el supuesto homicida) manchada con sangre pero la Policía estuvo muy rápida y lo evitó", contó la mujer.

Para la joven todo esto ocurrió como parte de "una batalla campal" en la que había "tanta gente que no se sabía quién era quién".

"Ellos vinieron preparados con cuchillos ¿Eso no lo vio Margarita Carrillo, no vio que el yerno se estaba bañando y lavando la ropa con sangre?", expresó la mujer, quien pidió "perpetua" para los acusados y que se terminen las "fiestas clandestinas".

Por otra parte, como informó EL DÍA en su edición impresa de hoy, testigos aseguran que el detonante habría sido otro: la rotura de los vidrios de por lo menos uno de los autos que estaban estacionados en la calle, entre ellos el Fiat Uno de Basualdo.

Los de adentro salieron enfurecidos y en segundos estalló el descontrol, con cruce de piedras, golpes y botellazos. Mientras, los vecinos ajenos a los disturbios llamaban al 911. “Eran más de 20 personas divididos en dos grupos”, contó un vocero”.

En medio de la gresca, un grupo de jóvenes se acercó a unos policías para pedirles que trasladaran en un patrullero a un amigo que estaba gravemente herido, inconsciente y perdiendo mucha sangre. Era Mengarelli, quien ingresó en el San Roque con “una herida de arma blanca en región lumbar, en paro cardiorespiratorio y no respondió a las maniobras de reanimación”, dijeron voceros del caso.

Minutos después llegó a ese hospital un auto particular que trasladaba a otro herido del mismo incidente, con una puñalada en la espalda que le perforó el pulmón: fue estabilizado y llevado al quirófano, pero murió durante la intervención.

En un primer momento la causa tenía la carátula de “doble homicidio en riña”, hasta que se aclaró que las víctimas no habían muerto por una pelea entre ellas, como se presumía en un principio, y cambió a “doble homicidio calificado”, trascendió de fuentes judiciales.