A un año del escándalo: ¿Aprendió algo Hollywood tras las denuncias contra Weinstein?
Edición Impresa | 5 de Octubre de 2018 | 02:14

Cuando Rashida Jones y su socio guionista Will McCormack se retiraron de “Toy Story 4” de Pixar, Jones señaló la falta de directoras en el estudio de animación. El estudio, que en 25 años no ha hecho un solo largometraje dirigido por una mujer, tenía, en palabras de Jones, “una cultura donde las mujeres y la gente de color no tiene la misma voz creativa”.
Así que cuando el cofundador y director creativo de Pixar, John Lasseter, se retiró a principios de año tras reconocer “traspiés” en su conducta con empleadas, fue más que otra baja en la larga lista de jugadores poderosos de la industria del cine derribados por la corriente #MeToo. Fue un símbolo de una cultura agonizante, o al menos bajo asedio, en Hollywood. Disney, el dueño del estudio, reemplazó a Lasseter por un hombre (Peter Docter) y una mujer (Jennifer Lee).
Y todo comenzó hace exactamente un año, cuando en un artículo del New York Times emergieron las primeras acusaciones contra Harvey Weinstein y comenzó a desmontarse su imperio de abuso sexual: la máquina de Hollywood ciertamente ha estado desde entonces en una búsqueda espiritual. El caso de Weinstein -junto con aquellos de James Toback, Kevin Spacey, Brett Ratner, Les Moonves, Roy Price de Amazon Studios y muchos otros- expuso la dolorosa realidad de incontables mujeres en una industria donde la desigualdad de género era sistemática y generalizada.
Pero, ¿hubo cambios concretos? La actriz Carey Mulligan dice que en cada trabajo que ha realizado el último año, ha habido un código de conducta bien conocido en el plató. Sin embargo, según la actriz, las estadísticas muestran que los cambios en cuanto a igualdad de género y brecha salarial han sido pocos o nulos, pero espera con optimismo un cambio en marcha.
Y de hecho, los investigadores de la escuela de comunicación y periodismo USC Annenberg y otras instituciones aún no han encontrado ninguna diferencia marcada en la representación femenina en la pantalla, detrás de las cámaras o en la sala de juntas. Pero, al menos de manera anecdótica, los estudios y las compañías de producción están buscando más agresivamente a directoras. Salma Hayek dijo que su casa productora ha tenido dificultades para conseguir mujeres guionistas y directoras que estén disponibles; todas ya tienen trabajo.
Medir el cambio cultural en una vasta industria de 50.000 millones de dólares también resulta difícil. Pero algunos ven un límite en lo que las protestas y la visibilización pueden lograr. “Mi temor es que la gente sienta que el foco del abuso sexual está solo en las actrices de Hollywood y ejecutivos de estudios como Weinstein. Es un foco muy pero muy limitado. Y que el foco está en la persecución: sacar a los hombres, ponerlos en la corte de la opinión pública y simplemente destruir sus carreras. Una de cada cuatro mujeres -y algunas estadísticas dicen que una de cada tres- sufrirá abuso sexual para cuando tenga 18 años. Es mucho más grande que un hashtag”, afirmó Viola Davis.
LEYES Y CAMBIOS
Como muchas revoluciones previas, el movimiento #MeToo ha apelado a la legislación para hacer cambios permanentes. Tras el discurso de Frances McDormand en los Oscar, la práctica de “cláusulas de inclusión” -disposiciones obligatorias para contratar un elenco y personal diverso- se ha extendido. El mes pasado, Warner Bros. se convirtió en el primer gran estudio que hizo una promesa similar. Muchos directores de festivales de cine prominentes también han firmado acuerdos para impulsar la paridad de género en sus comités ejecutivos.
Y en un intento por abolir la cultura del “sofá de casting” que según reportes explotaba Weinstein, el Sindicato de Actores de la Pantalla creó lineamientos que instruyen a productores y ejecutivos a evitar tener reuniones profesionales en cuartos de hotel y residencias. Y exhortó a sus miembros a no aceptar reuniones en “lugares de alto riesgo”.
Pero aunque ha pasado mucho en el último año, la mayoría dice que se ha hecho muy poco para encarar las desigualdades en Hollywood a largo plazo. “Aún estamos en muy mala forma. Creo que el número lo dice todo. Se siente como que estamos yendo en la dirección correcta, pero las mujeres y las minorías son un porcentaje muy pequeño en esta industria”, dijo la cineasta Nicole Holofcener, cuya más reciente obra es “The Land of Steady Habits” (”La tierra de las buenas costumbres”).
Kirsten Schaffer, directora ejecutiva del grupo defensor Women in Film, cree -y la evidencia la avala- que el camino al fin del acoso es la paridad: “Mientras más mujeres tengamos en posiciones de liderazgo, menos probables serán los incidentes de acoso. Así que tenemos mucho trabajo por hacer en ese frente”.
“Hemos vivido en una sociedad sexista y racista por cientos de miles de años”, agregó. “No vamos a enmendar las cosas en un año”.
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