Salió de terapia intensiva el repartidor de Glovo baleado en el pecho

Kevin Alex Sanhueza, de 27 año, fue dado de alta de la Terapia Intensiva del policlínico San Martin tras una ocho días de permanecer internado, luego de ser baleado mientras repartía un pedido para la empresa Glovo.

Como informara este medio, el hecho que había dejado al joven de 27 años en grave estado sucedió en los primeros minutos del domingo 18  frente a un edificio de 16 entre 42 y 43, a donde Kevin Alex Sanhueza, estudiante de quinto año de la carrera de Arquitectura, llegó con su bicicleta y la inconfundible mochila amarilla para entregar un kilo de helado.

Mientras esperaba a que lo atendieran aparecieron dos sujetos en moto que lo encañonaron con un arma para obligarlo a entregar el dinero. “Él no se los quiso y lo balearon”, dijo María, vecina de la cuadra. Sin concretar el robo, y aparentemente sin testigos que los vieran, los delincuentes escaparon dejando a Sanhueza tirado en la calle, con un disparo en el tórax.

Kevin contactó desde su celular a un compañero, para contarle lo que le había pasado y pedirle ayuda. Sólo alcanzó a decir: “Acabo de recibir un disparo”. Minutos después llegaron varios mensajeros de la aplicación.
Sanhueza es neuquino y vive en el albergue de la Universidad. Su madre, Alejandra Varela, viajó a La Plata apenas se enteró de la terrible noticia. “Mi hijo se gana la vida trabajando”, resaltó, antes de pedir que “encuentren a los culpables y no los suelten”, porque “no tenemos justicia. Hay tantos malandras en las calles y no hacen nada”.

Ayer, otro caso

Diego Amarillo trabaja como empleado administrativo y al salir de la empresa le resta horas al descanso como mensajero de Glovo para sumar plata y avanzar con la construcción de la casa familiar en Parque Sicardi. El sábado por la noche se quedó sin el refuerzo de los ingresos que llegaba manejando una Yamaha FZ roja. Temió también que el drama del asalto por la moto se transforme en el fin de todo y una tragedia para su esposa e hijos. “Uno me puso la pistola en el pecho y el otro gritaba `matalo, matalo´. Yo le decía al ladrón que ya estaba, que tenía lo que quería y él me dijo `date vuelta y empezá a correr´. Pensé que si le daba la espalda me liquidaba”, contó el repartidor de 40 años.

El terror finalmente terminó con los motochorros de entre 18 y 20 años, según contó la víctima, huyendo a bordo de la Tornado blanca con la que le cerraron el paso y su Yamaha roja.

Todo ocurrió en minutos, sin testigos visibles. Eran cerca de las 11 de la noche, un horario peligroso para los repartidores de las empresas que resuelven los pedidos y entregas a través de aplicaciones para celulares.

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