La final más larga del mundo
Edición Impresa | 26 de Noviembre de 2018 | 02:06

La final de la Copa Libertadores 2018 se está extendiendo cada vez más y nadie se anima a afirmar cuándo se conocerá al campeón en medio de hechos lamentables, reclamos dirigenciales, comunicados de Conmebol y mucha incertidumbre. La pelota hasta el momento rodó poco y nada, solamente 90 minutos en La Bombonera, y aún es una incógnita cuándo volverá a ser protagonista en el Monumental. La llamada “final del mundo” se transformó en la “final más larga del mundo”.
Todo comenzó inmediatamente después de las semifinales. Gremio, quien perdió la serie ante River, elevó un reclamo a la casa madre del fútbol sudamericano pidiendo el pase a la final debido a que Marcelo Gallardo no había cumplido con su sanción (ingresó al vestuario y se comunicó con su cuerpo técnico, algo que no podía hacer). Además se quejó por el penal que le cobraron al Millonario mediante el VAR que terminó en el gol de la clasificación del Pity Martínez.
La Conmebol escuchó al equipo de Porto Alegre y tardó ¡cuatro días! en dar el veredicto. Si bien todo el mundo ya hablaba de una final entre River y Boca (venció en semis al Palmeiras), recién el sábado 3 de noviembre se oficializó y en el medio surgieron decenas de rumores falsos que hablaban de la descalificación del conjunto millonario.
Una vez confirmado el Superclásico en la final, comenzaron las andanzas con las fechas. El calendario inicial marcaba la ida el miércoles 14 y la vuelta el miércoles 28, ambas en horario nocturno, pero la Conmebol entendió que por la magnitud del partido los derechos televisivos podían ser vendidos a Europa y decidieron que se juegue a la tarde un fin de semana. Sábado 10 y sábado 24 fueron los días seleccionados.
¿Se juegan con visitantes los partidos? Antes de que la Conmebol ratifique a River como finalista, Mauricio Macri salió a confirmar que tanto en La Bombonera como en el Monumental iba a haber público visitante. La noticia generó un fuerte impacto y un desconcierto en las dirigentes de ambos clubes, que no querían saber nada con jugar los partidos con dos hinchadas. Luego de varias idas y vueltas, finalmente se impuso la opinión de las instituciones por sobre el deseo presidencial.
TORMENTA Y POSTERGACIÓN
El sábado 10 de noviembre se tendría que haber jugado la primera final, pero apareció una protagonista impensada: la tormenta. Grandes cantidad de agua cayeron sobre la ciudad de Buenos Aires desde temprano y el campo de juego de La Bombonera no resistió, además de decenas de inconvenientes en las inmediaciones.
La suspensión del encuentro por parte de la Conmebol llegó muy tarde, y por eso fueron miles los hinchas de Boca que esperaron en las tribunas bajo la lluvia. “Se posterga para mañana a las 16”, comunicó el máximo ente sudamericano, aunque el Servicio Meteorológico Nacional anunciaba una nueva tormenta.
Finalmente el domingo 25 el sol se hizo presente en el cielo porteño y tanto Boca como River pudieron jugar los primeros 45 minutos. El encuentro fue vibrante, de ida y vuelta, y el 2-2 en el marcador terminó dejando mejor parado al Millonario. Gallardo, que no pudo ni entrar al estadio por su suspensión, “festejó” junto a sus hinchas en el Monumental.
Luego se vivió un período de tensa calma que duró quince días, en donde hubo especulaciones diversas sobre qué equipo pondrían los entrenadores en la vuelta. Boca aprovechó la fecha FIFA y jugó su encuentro ante Patronato por la fecha 13 de la Superliga (ganó 1-0).
BOCHORNO MONUMENTAL
Luego de tantas especulaciones y opiniones, llegó el día de la final de vuelta. El Monumental estaba en el centro de la escena y en el mismo se esperaban la presencia de importantes dirigentes de nuestro fútbol como Gianni Infantino, presidente de la FIFA.
Pero cuando todo parecía ser una fiesta, la violencia se puso en primer plano. El micro que trasladó a los jugadores de Boca del hotel Madero al estadio millonario fue agredido con decenas de elementos contundentes en un operativo policial para el olvido. ¿Hubo emboscada? Lo único cierto es que varios vidrios del vehículo quedaron dañados y varios futbolistas sufrieron heridas, además de inhalar el gas lacrimógeno que los policías le arrojaron a los hinchas intentando controlar una situación que ya se les había ido de las manos.
A partir de ese momento, y mientras los simpatizantes de River iban colmando las tribunas de su estadio, se dieron diversas reuniones en donde Conmebol quería jugar el encuentro a toda costa a pesar de que dos jugadores boquenses, entre ellos Pablo Pérez, habían sido trasladados al hospital para hacerse estudios.
“Se posterga para las 18”, anunció Conmebol que, llegada dicha hora, tuiteó que “se juega a las 19:15”. Carlos Tévez y Fernando Gago salen a denunciar que los querían obligar a jugar, mientras que el plantel de River estaba decidido a solidarizarse y no jugar ese día. Mientras empezaba a circular el rumor de que iba a jugarse desde las 19:45, Alejandro Domínguez confirma la postergación: “Se juega mañana (por ayer) a las 17 y con público”.
Boca, que tenía a Pérez aún con un vendaje en su ojo, tampoco quiso jugarlo ayer. “No están dadas las condiciones”, comunicó el titular de Conmebol mientras los simpatizantes de River estaban otras vez ingresando al Monumental.
¿Y ahora? Mañana habrá una reunión en Asunción para definir una nueva fecha, aunque la dirigencia del Xeneize reclama que se aplique el reglamento y quiere los puntos (pone sobre la mesa el incidente con el gas pimienta del 2015). Si bien aún no hay nada confirmado, todo parece indicar que el campeón se conocería adentro de la cancha el 8 de noviembre. La final continúa.
UNA COPA LIBERTADORES ETERNA REPLETA DE IRREGULARIDADES
La Copa Libertadores 2018 quedará en la historia como una de las más irregulares y escandalosas de la historia. La Conmebol mostró decenas de falencias y, para colmo, el VAR en vez de traer justicia generó más polémica. Todo lo que está ocurriendo en la final le pone el moño a una competencia manchada por donde se la mire.
Los primeros grandes escándalos comenzaron en octavos de final y estuvieron relacionados a la mala inclusión de jugadores: a Independiente le dieron por ganada la ida ante Santos por 3-0 (había salido 0-0) porque los brasileños utilizaron a Carlos Sánchez, que estaba suspendido, y terminó pasando gracias a ese resultado; Racing, por su lado, reclamó los puntos en la serie ante River por una supuesta mala inclusión de Bruno Zuculini pero no la Conmebol se lo desestimó.
En cuartos apareció el VAR como protagonista en la serie entre el Millonario y el Rojo. En el partido de vuelta no le cobraron un claro penal al conjunto de Avellaneda (infracción de Pinola a Benítez) a pesar de que el árbitro brasileño Anderson Daronco tenía a su disposición la tecnología para revisar la jugada; en Boca-Cruzeiro, el juez expulsó mal a Dedé a instancia del VAR y luego la Conmebol le levantó la sanción.
Ya en las últimas dos instancias, semifinales y final, las polémicas anteriormente mencionadas en la nota terminaron de plagar de irregularidades y polémica a la competencia.
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