Una mujer en la presidencia de Georgia

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TIFLIS, GEORGIA

La franco-georgiana Salomé Zurabishvili, que presidirá Georgia durante los próximos seis años, es una diplomática nacida en París que se propone desterrar “los viejos complejos soviéticos” y estrechar relaciones con Estados Unidos y Europa.

Para Zurabishvili, de 66 años, este país caucasiano “se merece que lo valoren más”, al gozar de una estabilidad política y económica de la que no pueden presumir otros Estados de la región.

Con todo, la política, quien recibió la ciudadanía georgiana hace apenas 15 años, sitúa a EEUU como el principal socio político de su país, al tiempo que se pronuncia a favor de una normalización de los lazos con Rusia, con la que Tiflis rompió relaciones diplomáticas tras la guerra por el control de Osetia del Sur en 2008.

Nacida en París en el seno de una familia de emigrantes políticos, Zurabishvili regresó al país de sus progenitores en 2003, primero como embajadora de Francia, tras lo que fue nombrada jefa de la diplomacia georgiana por el entonces presidente, Mijaíl Saakashvili, recién llegado al poder tras el triunfo de la Revolución de las Rosas.

Zurabishvili, con más de 30 años de carrera en el Ministerio de Exteriores galo, recuerda que aceptó la propuesta sin pensarlo dos veces porque su sueño era trabajar como diplomática en una Georgia independiente.

Entre otros trámites que acompañaron su traslado, la política obtuvo la ciudadanía de Georgia para poder desempeñar funciones públicas en ese país.

No obstante, la buena sintonía con Saakashvili tenía fecha de caducidad y ya en octubre de 2005 la diplomática participó activamente en las multitudinarias protestas contra el presidente y su Gobierno.

En 2010, Zurabishvili abandonó Georgia para regresar seis años después y ser elegida diputada. Su mayor logro al frente de la cartera de Exteriores fue un acuerdo para la retirada de las bases rusas de Georgia, sellado en 2005 con su par ruso, Serguéi Lavrov.

La nueva presidenta georgiana domina seis idiomas, tiene dos hijos, y promete ser una ciudadana más en Georgia pese a su alto cargo. (EFE)

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