“The American Meme”: un documental de Netflix explora la fama en los tiempos de “influencers”

Paris Hilton, versión yanqui de Ricardo Fort, inició un nuevo modo de ser famoso sin ser actor o músico, explorado en la pantalla

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Paris Hilton es considerada una de las precursoras del selfie (dijo que la inventó en 2006 junto a Britney Spears), puso de moda cobrar por acudir a fiestas e incluso tuvo como “becaria” a Kim Kardashian cuando ésta aún no era conocida. Por todo ello, el director Bert Marcus la considera el “gen” de la nueva hornada de “mediáticos”, esos famosos que no son actores, o músicos, o escritores, que proliferan en las redes bajo el nombre de “influencers” y que son el eje del nuevo documental del cineasta, “The American Meme”, que ya se puede ver en Netflix.

En el mismo, varias celebridades de Estados Unidos, muchas de ellas “influencers”, festejan sus ocurrencias 2.0, pero a la vez reflexionan sobre la soledad y la banalidad que esconden las redes sociales detrás de su promesa de dinero rápido y los efectos de una vida expuesta todo el día en público, buscando encontrar las razones profundas de un fenómeno de superficie luminosa y trasfondo perturbador.

Marcus, que en 2013 produjo otro documental, “Cómo ganar dinero vendiendo drogas”, en el que el rapero Eminem habló abiertamente de su adicciones, consiguió que Paris Hilton, la versión estadounidense de nuestro Ricardo Fort, confesase ante la cámara que está aburrida de su vida de “influencer” y que cambiaría su “DJ-set” en Ibiza por “la felicidad real” de casarse y tener un hijo. Hilton comparte reparto con otros famosos, como la cómica Brittany Furlan, que llegó a ser la persona con más seguidores en Vine antes de que el cierre de la red de microvideos en 2016 la convirtiese en un juguete roto. También aparece en el documental “The Fat Jew”, autodenominado “comentarista de la cultura pop” y que ha cosechado 12 millones de seguidores gracias a su contenido humorístico, no siempre original: de hecho, el largometraje aborda las críticas que recibió tras revelarse que gran parte de sus publicaciones eran plagios de otros internautas a los que no cita.

Otro mediático polémico, el fotógrafo Kirill Bichutsky, también toma el micrófono: famoso por retratar en fiestas a mujeres desnudas bañadas en champán, y acusado constantemente de machista, confesó estar harto de que le digan que lo suyo no es un trabajo y lo puede hacer cualquiera. “Si tan fácil es, hazlo tú”, espetó.

Estos nuevos famosos, que no dependen de su aparición en televisión y tienen contacto cara a cara con su audiencia en internet, viven vidas vertiginosas y todos los días deben recordar con contenido su existencia a su volátil público, quizás parte de una enfermedad mayor del siglo XXI. Pero, pese a todo, cuando a Paris Hilton le preguntaron si se había planteado borrar sus redes sociales, zanjó con un tajante: “¡No!”.

 

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