Vestido camisero

Cómodo, versátil y adaptable a todas las figuras y estilos, será tendencia durante todo el verano y más también

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Cada vez que una temporada empieza, una prenda se perfila como el “must”. Sí, puede haber cinco, diez grandes tendencias que apunten a masivas, pero solo una (o con suerte dos) terminará convirtiéndose en realmente viral, con calado entre el público.

Las redes sociales son indicadores de lo que empieza a emerger de manera continuada en distintas tiendas. Ese suele ser signo de que se está ante una de las piezas clave de la temporada.

Para esta primavera-verano, si aún no lo notaron, el básico que no debe faltar en el armario de ninguna mujer que quiera estar a la moda es el vestido camisero.

Después de que en la misma temporada del año pasado el cruzado o wrap estuviese en todas partes, resulta lógico que se produzca un pequeño relevo en materia de novedad.

No significa que vayan a desaparecer cuando habita en muchos armarios (de hecho, la primera declinación visible es la de transformarse en camisas); simplemente que ahora convivirán con el camisero, que, por otro lado, tiene un recorrido tan interesante como el primero.

No es difícil discernir algunos de los motivos por los que el vestido camisero se está perfilando como uno de los grandes éxitos estivales. La industria de la moda viene desde hace unos años incorporando los trajes de chaqueta, tanto fluidos como cortos, las camisas de manga corta y la gabardina en muchas prendas. Todas estas son reminiscencias sartoriales que exploran ya no sólo el camino del estilo masculino, sino todas las opciones que puede ofrecer en cuestión de códigos femeninos.

De ahí a la tendencia safari o explorador hay un salto pequeño, ya que se comparten tanto cuellos y solapas como detalles de bolsillos y colores neutros.

La raíz, al final, no es otra que la de la chaqueta sahariana ideada por Yves Saint Laurent en 1976, el mismo que le puso un esmoquin a la mujer. Y se vuelve de nuevo a la dualidad de femenino-masculino y las rupturas con lo que es apropiado para cada cual.

En cualquier caso, esas dos vocaciones (la safari y la de camisa más literal) son las que tienen una réplica directa en las marcas más populares de Europa y Estados Unidos, con todo lo que eso implica: una buena dosis de estampado de rayas, variedad de largos (aunque los estilo midi son un valor al alza) y siluetas que lo mismo se ajustan al talle gracias a cinturones que le dan el estilo personal a cada una de las mujeres que opte por esta prenda.

Lo mejor de todo es que este vestido es tan versátil que se puede llevar con zapatos planos (sandalias, chatitas y hasta zapatillas de deporte) o con taco, pero también son capaces de aparecer en la calle en un día lluvioso o incluso pasar de temporada y adaptarse al clima de otoño e invierno.

 

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