Los cuentos de las pequeñas cosas
Edición Impresa | 16 de Diciembre de 2018 | 09:15
El libro “El pasado puede esperar” reúne doce cuentos de Gabriela Mayer que configuran un paisaje urbano poblado de personajes quijotescos, gente común, a veces marginal, que “no se resigna a su destino y decide desafiarlo, a veces como una decisión deliberada y otras simplemente lanzándose por ese camino”, como asegura la autora.
Si los cuentos publicados por Alción tienen un denominador común, este es que “los personajes se arriesgan a jugarle una pulseada a un destino que no los conforma”, dice Mayer, ya sea una niña que descubre un ritual para evocar a su madre muerta, una mujer que convive con una planta que crece día a día en su cuerpo o un hombre que corre incansablemente en torno a una plaza.
Esos protagonistas pueden ser las ancianas que comparten casa sin conocerse, “deciden desafiar el azar incluso a sabiendas de que tienen enormes posibilidades de perder y en ese ímpetu rebelde, que puede conducirlos hasta el límite, encontré un material narrativo que me atrapó”, cuenta la escritora.
“El pasado sabe esperar”, título del primer cuento que da nombre a este volumen, surge de un convencimiento de la autora de que el pasado, los recuerdos, o la memoria accionan de manera fortuita o aleatoria, “para ofrecernos la posibilidad de reflexionar sobre él, ficcionalizarlo e incluso reescribirlo”.
“Una puede interesarse en universos ficcionales que giran sobre cuestiones totalmente ajenas, pero al final también termina mirando hacia atrás, reencontrándose con su propia historia, su propio entorno. O eso fue lo que me sucedió a mí”, sostiene Mayer, licenciada en Comunicación y autora de los libros de cuentos “Los signos transparentes” y “Todas las persianas bajas, menos una”.
Algunos de esos relatos transitan el centro de la ciudad, otros sus márgenes, una geografía potente que interpela al lector y que la escritora tomó de su cotidianeidad: “Me llaman mucho la atención las historias que circulan por una ciudad tan polifacética, contradictoria y contrastada como Buenos Aires -explica-. Alcanza con transitarla para empezar a encontrar personajes por todas partes”.
La crueldad de la vida y el abismo existencial habitan cada uno de estos cuentos. “Nace de la soledad o de la incomprensión que sufren muchos personajes -asegura la escritora-. Como el viudo que no acepta la muerte de su mujer o la chica que sueña con liberarse de los maltratos de su padrastro”.
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