Testimonios de vecinos luego de la noche de terror en el barrio
Edición Impresa | 26 de Diciembre de 2018 | 02:37

En la zona de 10 y 63, contrariamente a lo que sucede cada año, la tranquilidad de las primeras horas de la Navidad abrió paso a momentos de descontrol en plena calle, protagonizados por centenares de jóvenes y adolescentes . Primero, con música y bebidas, luego, en medio de un operativo con decenas de policías e inspectores .
Según contaron durante la tarde de ayer algunos frentistas de la zona, la movida se desarrollaba con música, bebidas y pirotecnia, desde la una y media de la mañana.
Algunos vecinos, cansados de ruidos molestos causados también por autos y motos que, en maniobras realizadas deliberadamente, aceleraban y frenaban bruscamente por la zona, denunciaron la situación ante el 911.
Entonces, pasadas las 3 de la mañana de ayer, llegaron inspectores municipales de la secretaría de Convivencia y Control Ciudadano, con apoyo de efectivos de la Policía Local.
Los violentos desmanes se produjeron cuando el personal policial intentó recuperar la calle que los asistentes a la fiesta -al parecer organizada y convocada a través de redes sociales - habían cortado para su diversión.
Durante la jornada de ayer, el barrio presentaba dos caras muy marcadas: la desolación en las calles y veredas en las que abundaban botellas y latas vacías de bebidas alcohólicas.
También, trozos de vidrio de botellas esparcidos hasta en frentes de algunas viviendas.
Una mujer que vive a pocos metros de la esquina que fue escenario de la fiesta callejera, sin identificarse por temor a una eventual represalia, le contó a EL DIA sobre la difícil noche vivida que “a través de una ventana vi que en la vereda de mi casa había seis motos de alta cilindrada estacionadas y varias más en la vereda de enfrente. Inclusive llegué a pensar que sería una convocatoria de motoqueros”, indicó la vecina.
“También observé a un grupo grande de varones y mujeres, que tendrían entre 15 y poco más de 30 años”, apuntó luego.
Maximiliano es el dueño del kiosco situado en diagonal 78 entre 10 y 11. “Estábamos en familia y la verdad que nos arruinaron la noche”, sintetizó. “Acá, patearon el frente, pero cuando me avisaron, me contaron que ya habían alertado a la Policía y me tranquilicé”, comentó.
La vecina apuntó que “por lo general, mis perros se asustan mucho por la pirotecnia, pero los ruidos por esta fiesta eran peores. Se sentían aceleradas y frenadas de autos y motos, que evidentemente lo hacían por diversión. Pero para los vecinos resultó muy molesto. También por gritos y corridas”.
La mujer admitió haber sentido miedo “que quisieran intentar meterse en casa. Por eso trabé el portón y estaba lista para activar la alarma, si era necesario”.
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