Rolando Sfeir: “Gracias a la disciplina conseguimos ese título fundamental”

El Lobo dio el golpe y, ante todo pronóstico, derrotó al poderoso Obras Sanitarias por 72-67 consiguiendo por primera vez en su historia el Campeonato Metropolitano. “Pichón” Sfeir, DT de aquel equipo, recordó la hazaña

Edición Impresa

Por FERNANDO ALEGRE

falegre@eldia.com

Eran otros tiempos, previos a la creación de la Liga Nacional imaginada por León Najnudel. Sin embargo, en un básquet capitalino dominado exclusivamente por los clubes grandes de dicha zona, Gimnasia dejó su huella histórica poniendo de rodillas a un Obras Sanitarias repleto de figuras nacionales como Perazzo, Rafaelli y Romano.

De la mano de los recordados Metcalfe, Jackson, Gerhmann y González, entre otros, el equipo dirigido técnicamente por Rolando “Pichón” Sfeir fue más que todos y generó una auténtica revolución que alcanzó su punto más alto el 16 de diciembre de 1978, en un Héctor Echart que se tiño de azul y blanco para coronar a aquel Lobo Campeón del Torneo Metropolitano.

“El esfuerzo que hizo Gimnasia y Amadeo Cejas con los jugadores que trajo fue enorme. Traer americanos en ese momento era costosísimo”, comenzó recordando el por entonces DT, “Pichón” Sfeir.

Su situación al frente del equipo se dio de manera azarosa. Sfeir era jugador de aquel conjunto, pero una lesión en el tendón de Aquiles lo alejó definitivamente de esa faceta y lo colocó al mando con apenas 28 años.

“Dirigir a mis compañeros no era fácil, pero ellos lo entendieron. En ese momento, ser técnico a los 28 años era una locura. Pero me sirvieron muchísimo los días que estuve en Estados Unidos para asentarme y para saber cómo se tenía que tratar a un jugador”, sostuvo, y luego agregó: “tuve la suerte de dirigir a monstruos del basquetbol”.

Y no es para menos. Aún hoy en Calle 4 recuerdan la magia de Clarence Metcalfe, sin dudas el mejor foráneo en vestir la camiseta del Lobo.

Son 40 los años que pasaron desde aquella histórica conquista. Sin embargo, Pichón no deja atrás lo que fue la previa en la ciudad.

“Se vivió como una revolución total. Nunca me voy a olvidar que en el último partido que jugamos en el Etchart, contra Obras, Plaza Moreno estaba rodeada toda la vuelta de micros fletados por Gimnasia para ver el partido. El gimnasio de Ferro tenía capacidad para 3.000 o 4.000 personas y Obras llevaba 50 personas. Todo el resto era de Gimnasia. Por supuesto que, cuando volvíamos, fue todo una locura. No podíamos llegar”, recordó.

Sobre el partido propiamente dicho, rememoró: “fue parejísimo, pero con un manejo siempre de Gimnasia de la mano de Metcalfe”.

De ese Gimnasia, el que escribió su página más dorada, se acuerdan grandes figuras, como Manu Ginóbili. “El otro que recuerda qué clase de Club de básquet era Gimnasia, es Magnano”, agregó Sfeir. “Él era técnico de Atenas de Córdoba y nosotros competíamos. Se acuerda como si fuera el día de hoy lo que eran esas luchas”, sostuvo. “Era un equipo en toda su dimensión y en toda su palabra. En forma individual, era lo mejor que había y en forma de conjunto, funcionaba como equipo. Era casi imposible en ese momento competir contra Obras y nosotros los superamos”, reflexionó Sfeir.

Gran parte del seleccionado nacional, jugaba en Obras en los ´80. Desde Perazzo y Rafaelli, hasta Romano. Por eso, el aurinegro se erigía como el favorito de todos.

“Competíamos contra el caballo del comisario. Desde el periodismo hasta la organización, era todo para Capital. Entonces ellos no podían entender cómo un equipo de Provincia, nuevo, les podía estar compitiendo a ese nivel. Pero todo lo que nos llevó a ese lugar, fue desde el sacrificio”, explicó Pichón.

Al momento de buscar equipara aquel logro con la actualidad, quien también fue DT de Atenas agregó: “Era un campeonato de Liga, no tengas dudas. Si bien se jugaba a nivel Metropolitano, era Liga Nacional. El básquet de Capital aglutinaba a todos los equipos que ahora están dispersos en Liga Argentina y en Liga Nacional, y nosotros fuimos mejores que todos”, reconoció. “Fue sin dudas la satisfacción más grande mi carrera haber podido dirigir a ese equipo y a esos jugadores”, finalizó.

LOS “PIBES” TAMBIÉN SE ACUERDAN

José Staiano y Fabián Crivaro eran Juveniles en aquel momento consagratorio y ambos recordaron lo que fue esa época dorada en el Club.“Era un orgullo poder ser parte. La gente hacía cola una hora y media antes de los partidos para poder entrar”, expresó el primero.

“Fue una revolución lo que se vivió en esa época acá”, explicó el segundo.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE