El 5G está a la vuelta de la esquina

Los especialistas vaticinan que para 2020, esta tecnología ya estará entre nosotros y revolucionará la vida cotidiana facilitando varias actividades

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Los expertos dicen que la quinta generación de telefonía móvil está cerca de utilizarse en lo cotidiano. Si todo sale bien, para el 2020 se podría estar comenzando una nueva era digital.

Uno de los aspectos más revolucionarios de la tecnología 5G será la conexión entre objetos, lo que permitirá que estos puedan estar en contacto continuo, transmitiéndose información los unos a los otros de forma sincronizada.

En ese aspecto, la inversión en Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) superará los mil millones de dólares en 2020, señaló Ericsson en su informe The guide to capturing the 5G industry digitalization business potential.

De más está decir que el avance de esta tecnología autónoma dependerá del nivel de resultará en ciudades inteligentes, con inteligencias artificiales cuyo tiempo de respuesta será instantáneo. Esto será posible gracias a la reducción de la latencia (hasta escasos milisegundos) y el gran ancho de banda.

Esto demuestra que el 5G va más allá de que la velocidad de descarga y subida sean más rápidas, lo que también será una ventaja a la hora de navegar y consumir contenidos con el smartphone fuera de casa, haciendo pleno uso de la red de datos. La quinta generación de telefonía móvil permitirá, por ejemplo, que una película en alta resolución pueda ser descargada en 3,6 segundos.

Claro que aquí entra en juego el llamado slicing, capaz de identificar la demanda y darle a cada petición lo que es realmente necesario en cuanto al ancho de banda. Esta partición de la red permite a los operadores móviles operar múltiples redes virtuales sobre una infraestructura de red física común.

La virtualización de redes es precisamente una de las bases para que el 5G tenga sentido, y viceversa. La denominada tecnología NFV (network function virtualization) sustituye la arquitectura de red determinada por el hardware físico y la traslada a un marco en el que el software gestiona y ejecuta todo el despliegue.

Un beneficio claro es que las funciones de red pueden aplicarse dónde y cuándo se necesiten sin tener que esperar a complejos despliegues manuales. En ese sentido, la flexibilidad es total, ya que la red se convierte en un servicio dinámico y automático, por lo que también deja de lastrar la incorporación de nuevas soluciones de tecnología de la información (TI) para impulsar el negocio.

Tanto las empresas de telecomunicaciones como los fabricantes de dispositivos móviles ya están preparando ese terreno de la mano de proveedores de software y de semiconductores, entre otros. Apple, por ejemplo, ya ha afirmado estar desarrollando su primer iPhone con conectividad 5G, el cual aterrizará en el mercado para 2020. El dispositivo incorporará un módem de Intel diseñado para funcionar con el nuevo ancho de banda.

 

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