Disneyland París, un lugar diferente en época prenavideña

Inmediatamente detrás de la puerta de entrada brilla un árbol de Navidad. Delante del castillo de la Bella Durmiente se apilan coloridos regalos

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MARNE-LA-VALLÉE

Por TERESA NAUBER (DPA)

Hacer cola en invierno en un parque de atracciones esperando un desfile en medio del frío y con los pies helados. ¿Por qué hacer algo así? Una pregunta que uno se hace como adulto cuando se avecina la época navideña en Disneyland París.

Quien viaje en diciembre a Disneyland se encuentra con un ambiente totalmente navideño. Inmediatamente detrás de la puerta de entrada brilla un árbol de Navidad. Delante del castillo de la Bella Durmiente se apilan regalos multicolores y por los altavoces resuenan versiones de “Noche de paz, noche de amor” y “Last Christmas”.

Para Disneyland, la última temporada del año es en todo el mundo una de las más importantes, dice el director creativo Mark Huffman. “Nuestra misión consiste en reunir a las familias. ¿Qué otra época del año se presta tan bien para ello que la Navidad”. Las figuras de Disney tienen la capacidad para hechizar a la gente, asegura Huffman.

Y efectivamente: cuando pasa por delante de los visitantes el colorido desfile navideño, a uno le viene a la mente algún recuerdo de la niñez. Ahí está Goofy encabezando a los soldados de plomo vestido de rojo y blanco. Hombres de jengibre flirtean con confiteras, y los carteros bailan con sacas de correo que han cobrado vida. Y para entrar realmente en ambiente, el compositor Scott Erickson compuso la canción perfecta, dice el director de entretenimiento Matthieu Robin.

Sin embargo, a mi niña de cuatro años todo eso no le interesa mucho. Solo tiene ojos para un personaje: Minnie Mouse, que, por cierto, celebra, al igual que Mickey Mouse, su 90 cumpleaños en esta temporada navideña. Con motivo del desfile, la gran dama del universo Disney se ha puesto un abrigo rojo de terciopelo. “Bonito”, dice la niña, “pero no centellea”.

Ninguno de los espectáculos navideños puede prescindir de Minnie Mouse. En la “Mickey’s Christmas Big Band” actúa como diva de jazz vestida de tres formas diferentes. En “Goofy’s Incredible Christmas” viaja vestida con un traje amarillo-verde con la banda de Patolandia al polo norte y sale saltando como prima bailarina de la caja de un regalo gigantesco vistiendo un tutú de color rosa fucsia.

En la fiesta de cumpleaños “Surprise Mickey!” organiza, vestida con una falda de lunares y un bolero brillante negro, una celebración sorpresa para Mickey. Y en “A Merry Stitchmas”, Minnie, vestida con una falda roja a cuadros y una blusa roja, explica junto con las demás figuras a su amigo Stitch lo que significa la Navidad para ella.

También en invierno, las colas delante de las atracciones parecen ser interminables. Ya temprano por la mañana hay gente esperando hasta una hora y media. Con niños pequeños es recomendable visitar también las atracciones menos solicitadas, situadas al fondo del parque Disney. Entusiasmada, mi hija de cuatro años recorre varias veces el “Pays des contes de fées”, el País de los Cuentos de Hadas, o da la vuelta en el colorido tren “Casey Jr.” a una miniversión del castillo. El tiempo de espera es solo de cinco minutos.

Sin falta, los más pequeños deberían dar una vuelta por “it’s a small world”, donde en la época navideña muñecos de todas partes del mundo cantan “Jingle Bells”.

 

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