El clásico “Malón del Pirata” desembarcó en el club Regatas

Los más chicos fueron los grandes protagonistas y quienes resistieron la invasión filibustera a pura bombucha. Luego, el baile

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Una de las fiestas más antiguas de nuestra región, “El malón del pirata”, volvió a desembarcar ayer con todos sus rituales en la sede náutica del Club Regatas La Plata, en Río Santiago y Arroyo Doña Flora.

Esta vez fue una celebración reservada a los socios de la institución, por lo que si bien no tuvo la masividad de las últimas ediciones, convocó a un millar de personas en la costa ensenadense.

Con especial énfasis en la participación de los chicos y los más jóvenes del club, se recrearon los rituales originados hace varias décadas que la hacen una fiesta emblemática en nuestra Región: el desembarco de los filibusteros, la “resistencia” desde los jardines de la entidad centenaria, y las pistas con diferentes estilos musicales.

Los grandes protagonistas y quienes se ocuparon de resistir la clásica invasión, fueron los chicos. Armados con miles de bombuchas, los más jóvenes repelieron a los piratas en un divertido juego de carnaval. Antes, el presidente de la institución les había entregado a cada uno de ellos un collar con una ramita del emblemático palo borracho de la sede naútica. Luego del desembarco, siguió el clima festivo hasta alta horas con música y baile.

Nacido como fiesta “a la canasta” entre socios del Regatas a mediados de los años ‘50 del siglo pasado, con las mujeres aportando comida y los hombres bebida, el Malón dejó de realizarse hacia fines de los ‘70, y regresó en 1998; la serie volvió a cortarse entre 2009 y 2013; y luego volvió a retomarse.

El evento tiene como detonador la llegada por el río Santiago de una nave filibustera, cuya tripulación desembarca decidida a cobrarse una deuda de 50 bailarinas, topándose con una enconada y feroz resistencia.

Parte del atractivo familiar de estas veladas está vinculado con que fueron catalizadoras para la formación de centenares de parejas, algunas de las que siguen asistiendo, ahora con sus hijos e incluso sus nietos.

El “Malón del Pirata” se inspiró gracias a un puñado de socios que al ver que el Club Regatas tenía forma de barco- no tuvieron mejor idea que representar por diversión una invasión Pirata y poder “jugar” entre ellos tanto desde el agua como en la tierra. El malón durante sus años de historia fue suspendido dos veces; una por cuestiones internas y otras externas. Con el correr de los años fue creciendo tanto que en estas últimas ediciones se había convertido en una mega fiesta con alrededor de seis mil asistentes.

 

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