El casamiento, los hijos y la familia: las contradicciones y dudas de tres parejas de 40

Jazmín Stuart y Hernán Guerschuny son los responsables de “Recreo”, la nueva comedia argentina en cartel en la que por medio de tres parejas en sus cuarenta ponen en tela de juicio al matrimonio, la amistad, la familia y el tratamiento de temas tabú, y que dejará la cartelera local mañana.

“Todos los personajes tienen una enorme contradicción hacia adentro y eso nos interesaba muchísimo. Era una de las partes más importantes de la película. Ninguno es lo que dice ser. Te dan ganas de defender y de juzgar a todos”, dijo Stuart sobre el filme, mientras que Guerschuny comentó que “hay amigos de la primaria que uno quiere mucho y luego de 20 años te das cuenta que no serías nunca amigo de ellos, pero que los seguís queriendo. Esos cambios están en la película”.

“Recreo” empieza como una comedia coral, en la que tres parejas amigas se reúnen en una idílica casa de campo para pasar el fin de semana. A medida que avanza el filme, esas risas festivas del comienzo van mutando a ser incómodas hasta descubrir varios secretos que se tenían guardados bajo la figura de lo que debe ser correcto.

“Él tiene una mirada más de comedia y luminosa, yo soy más terrible y se construyó un cruce de miradas interesante. Así uno puede reírse de cosas terribles que luego no aparecen tan graciosas”, comentó la directora, que también protagoniza la cinta. Para ambos, “Recreo” es su tercera cinta: Stuart llega luego de filmar “Desmadre” (junto a Juan Pablo Martínez) y “Pistas para volver a casa”, mientras que Guerschuny lo hace tras rodar “El crítico” y “Una noche de amor”.

La idea de rodar algo juntos surgió a partir de su amistad. “Nos cruzamos en un estreno, nos fuimos a tomar una cerveza y empezamos a charlar sobre las parejas, los hijos y los proyectos que teníamos y de cómo el tiempo pasa volando, la edad que tenemos, las preguntas que uno se hace en este momento en la vida y ahí pensamos en escribir sobre eso, pensando en una película sobre personajes y vínculos donde prime el trabajo con los actores en un sólo espacio”, reveló la actriz, mientras que el cineasta agregó: “Nosotros mismos, amigos en común y toda una generación tenemos una sospecha de que hay grietas que se generan en ciertos modelos de pareja, de crianza de hijos, matrimonio y las empezamos a ver en obras que se hacían. Hay un clima de época, por llamarlo de alguna manera, que tiene que ver con todo esto y que nos interpela a los dos por igual”.

Estas contradicciones generacionales pueblan la película. “Estaba implícito en la primera conversación que la contradicción iba a ser permanente. Uno ama ser padre y tener familia, pero se muere por tener un poco de libertad. Es imposible que no pase a esta edad”, dice Stuart. “Siempre hay algo que tenés que dejar afuera, pero somos las dos cosas. Uno a esta edad descubre que está parado en el medio de esa contradicción y tiene una carga cultural enorme”.

“Es la contradicción de nuestra propia clase social”, agrega Guerschuny. “Hegel decía que si algo se mueve es porque hay una contradicción. Si en la segunda escena ya sabés cómo el personaje va a ser el resto de la película se pierde la dimensión psicológica. También hay un contraste entre esa gente muy acelerada y urbanizada con el campo, que tiene sus tiempos. En ese contraste ocurre todo”.

Para ambos, la sociedad tiene algo de hipócrita que procuraron reflejar en la cinta: “La violencia está más naturalizada que el sexo. Les enseñamos a nuestros hijos a tener pudor sobre su propio cuerpo o la pasión y no les enseñamos con suficiente claridad sobre la violencia. Es rarísimo”, dice Stuart, madre de Manuel. Su coequiper es menos tajante y opina que lo que ocurre es que “el modelo se va reconfigurando. Hay cosas que nos enseñaron nuestros padres que cuando se lo quiero transmitir a mis hijos ya desafina. Hay que repensar un montón de cosas”.