Escritos bajo el humo

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“Club de fumadoras”, ópera prima de Bárbara Wapnarsky, reúne diez cuentos que tienen como punto en común el desconcierto, los ambientes opresivos y personajes que se están moviendo hacia la locura, escenarios cotidianos enrarecidos por mutilaciones y un tono que coquetea con el horror.

El libro, publicado por Blatt & Ríos, reúne textos escritos en los últimos siete años por Wapnarsky, de 34 años, que estudió Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se formó en talleres de lectura y escritura de los que se declara “adicta”.

“Me gusta mucho hablar sobre los textos y ver qué están escribiendo los demás, porque las devoluciones sirven para repensar lo propio. Yo le paso lo que estoy escribiendo a mucha gente, incluso a quienes no les importa el tema de la escritura o no comparten mis gustos, porque suelen encontrar cosas que yo no había percibido ni puesto en relación. Creo que la literatura es una construcción colectiva necesaria”, asegura.

Los temas que aparecen en “Club de fumadoras” son variados: desde una anciana que empatiza con ‘La llorona’ (”A mí me parece que con la edad se entienden mejor otras cosas, como esto de matar a los hijos o no tenerles cariño”, se lee en el cuento homónimo), hasta un joven enamorado que se obsesiona haciendo transacciones con monedas y definiendo qué vale más, si el dinero o su propio peso (”No importa si el camino es largo”).

El hiperrealismo con que Wapnarsky describe espacios y acciones rutinarias -la pescadería y el olor fétido que acompaña a los empleados a sus casas, el ritual de los fumadores de habanos en una tabaquería céntrica-, se desintegra en la subjetividad de los personajes y se desvía hacia ficciones oscuras y por momentos oníricas. En esa tabaquería, que podría estar en cualquier barrio porteño, pelean dos cosacos ensangrentados mientras dos chicas que intentan ser admitidas fuman un cigarro; los trabajadores de la pescadería espían a las mujeres que visitan el local y al mismo tiempo diseñan pequeñas esculturas con moluscos.

“Escribí siguiendo la lógica de la paranoia -dice Wapnarsky-. Hace años hice un taller con el artista plástico Osías Yanov sobre cómo hacer un oráculo y terminé pensando la escritura como oráculo: en prestarle atención a lo que aparece sin ser planeado y darle un sentido, ver por qué apareció y cómo encuadra con el comportamiento de un personaje. Esa es la mecánica que apliqué en todos los textos que elegí para este libro, aunque cuando me pongo a escribir en general no sé muy bien hacia dónde voy, aparece algo que llama mi atención y empiezo a tejer”.

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