Nadie logra entender cómo pasó
Edición Impresa | 27 de Febrero de 2018 | 02:11

Malvina Liberatore
Periodista de Democracia
Las primeras fotos de Camila comenzaron a llegar el domingo al mediodía por los grupos de Whatsapp y por redes sociales. Muchos vecinos la conocimos a través de esas imágenes donde se la veía sonriente, divertida, luminosa. Y todos ayudamos a compartir. Tenía que aparecer. Camila había salido a la mañana, como un día cualquiera, en bici hasta al almacén. Pero nunca más volvió.
Donde vivía Camila con su familia las calles son de tierra, por allí aún pasa el regador para aplacar el polvo en los días de verano. El lugar está lleno de chicos, muchos chicos que van y que vienen, que juegan a la pelota en la vereda y que corren hasta que cae el sol. Nadie jamás imaginó que allí, en el corazón del barrio, Camila aparecería muerta, en la casa de un vecino, luego de haber sido violada.
“Es raro, Camila no hablaba con nadie, solo iba y venía”, “capaz el tipo le pidió que vaya a hacer un mandado”, “la debe haber convencido para que entre”, “no era rebelde, hacía lo que su mamá decía” “iba a la escuela y jugaba con sus hermanitos”. Solo eso se oye en el barrio. No se habla de otra cosa, y la calma es tensa. Aún no se logra entender por qué, cómo, de qué manera pasó esto; si ella era tan dulce, cariñosa y buena.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE