Alvarado vs. Alvarado: un ballotage con eje en el matrimonio igualitario en Costa Rica
Edición Impresa | 6 de Febrero de 2018 | 01:59

SAN JOSÉ
Los costarricenses volverán de nuevo a las urnas el próximo 1 de abril para elegir a su presidente y las opciones están entre dos candidatos de idéntico apellido, Fabricio Alvarado (43) y Carlos Alvarado (38), enfrentados, sobre todo, por su posición sobre el matrimonio igualitario, un tema que divide a la sociedad de este país centroamericano.
A la segunda vuelta, tras una previa sin favoritos claros, irán el candidato oficialista Carlos Alvarado, politólogo y cantante de rock, y el evangelista conservador, Fabricio Alvarado, abanderado de la religión y de la familia tradicional.
En los comicios celebrados ayer entre 13 candidatos para suceder al presidente Luis Guillermo Solís para el período 2018-2022, Fabricio Alvarado obtuvo un 26,6% de los votos y su rival oficialista sacó un 26,3%.
Ambos son periodistas y ajenos al bipartidismo tradicional, pero sostienen posturas antagónicas en materia de derechos humanos.
El oficialista apoya el matrimonio igualitario y los derechos de la comunidad sexualmente diversa; en cambio, el predicador está rotundamente en contra.
UN TEMA QUE DIVIDIÓ AL PAÍS
“El matrimonio igualitario es un tema que dividió al país. Acción Ciudadana es muy abierto y ha luchado por los derechos de las personas del mismo sexo, mientras que Restauración Nacional apoya los valores, entre comillas, de la familia, es más conservador y esto ha ganado el voto no sólo de evangélicos que es una comunidad muy grande, sino también de los católicos”, contó Alex Jiménez, periodista de Extra TV de Costa Rica, y moderador del debate presidencial.
Tras una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) del 9 enero pasado que ordenó a sus Estados miembros, incluido Costa Rica, garantizar los derechos de la comunidad LGTB, se desató un verdadero polvorín en los sectores religiosos fundamentalistas y la Iglesia católica.
En ese contexto, Fabricio Alvarado, que tenía poca intención de voto, enarboló en su campaña la bandera conservadora y aglutinó a un gran sector con la promesa de “proteger los valores y principios de la sociedad costarricenses”.
De un día para otro, saltó a la cima de las encuestas. “Ha sido un movimiento de la gente, de la gente que ama este país, que ama los principios y valores. Gente que ha estado mucho tiempo en silencio y ese silencio se convirtió en el grito de unidad, ese grito intenso a favor de los valores, del cansancio y de frustración de ver cómo íbamos perdiendo nuestra soberanía”, expresó anteanoche el pastor Alvarado.
Asimismo, el predicador pidió una campaña “austera y limpia” para la segunda vuelta, y aseguró que él es el verdadero progresista porque “no hay nada más progresista que defender la vida y la familia”.
Por su parte, Carlos Alvarado, quien se define como un “centroprogresista”, quiso posicionar en la campaña los problemas económicos del país y su propuesta de reforma fiscal para solucionarlos.
En su discurso del domingo, el ex ministro de Trabajo y Desarrollo Humano de Solís llamó a todos los partidos a trabajar por el país y a “construir puentes” para resolver los problemas de economía y pobreza, mediante un gobierno de “unidad nacional”.
“El próximo gobierno requiere de una unidad nacional que lo haga para todos los costarricenses, que lleve el diálogo y respete la diferencia, y que sepa transformar el país”, se diferenció Carlos Alvarado.
El Alvarado ganador deberá gobernar a partir del 8 de mayo con una Asamblea Legislativa integrada por 57 diputados fraccionada en al menos siete partidos, ninguno con una mayoría contundente.
El nuevo presidente deberá además enfrentar la creciente preocupación social por la inseguridad, luego de que en 2017 hubo más de 600 homicidios, la cifra más alta en la historia del país, reconocido hasta ahora por su tranquilidad en medio de una Centroamérica violenta.
También, Costa Rica, con apenas 51.100 km2 y 4,9 millones de habitantes, arrastra un déficit fiscal que alcanzó el 6,2 % del PBI en 2017 y que podría aumentar mucho más en los próximos dos años.
El gobierno de Solís logró reducir la pobreza al 20,5% de los hogares en 2017 tras iniciar su mandato en 2014 en el 22%, aunque el desempleo se mantuvo en 9,5%.
Con los resultados del domingo, esta segunda vuelta será la primera vez en más de seis décadas en que dos partidos no tradicionales se disputen una elección presidencial.
En total 3,3 millones de costarricenses estuvieron convocados a las elecciones, de los cuales participaron el 66,20%. (TÉLAM y EFE)
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