La fiesta que todavía no festejó

Edición Impresa

Un cumpleaños así solo podía haber sido organizado y ejecutado por una mente como la de Stephen Hawking. Sirvió botellas del mejor Champagne francés, dispuso mesas llenas de canapés y sándwiches de pepino, globos, pancartas y música. Stephen tenía todo listo para dar la fiesta del siglo. “Estuve esperando un buen rato, pero no vino nadie”, explicó un par de años después. Y no se sorprendió demasiado, sobre todo porque había enviado las invitaciones cuando la fiesta ya había terminado. Y no fue por despiste sino a propósito. Dijo que la fiesta de su cumpleaños sería la primera gran celebración dedicada específicamente a los viajeros en el tiempo.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE