Hacer “fierros”, una moda que no para de sumar seguidores preadolescentes

Pese a que las pesas no suelen ser la mejor opción para los niños y jóvenes, cada vez son más los sub 16 que concurren a los gimnasios para intentar modelar su cuerpo. Consejos y la opinión de los expertos

Edición Impresa

Es la fantasía de muchos chicos que ni siquiera entraron en la adolescencia: lucir un cuerpo marcado como el de los superhéroes y tener una musculatura propia de un muñequito He-Man. Pero se sabe: varias son las fantasías por las cuales se sugiere que un menor no entre a un gimnasio a trabajar con pesas o hacer ejercicios con sobrecarga. Desde que “le frena el crecimiento” hasta que “los huesos no crecerán suficientemente fuertes”, el repertorio de recomendaciones son muchas y repetidas. ¿Pero que hay de cierto y que se debe conocer a la hora de proteger a un pibe de 13 o 15 años que quiere empezar a entrenar el cuerpo?

La pregunta se vuelve una consulta cada vez más frecuente en el consultorio de pediatras y médicos deportólogos: ¿puede mi hijo ir a un gimnasio? Y no resulta parte de un caso aislado sino una tendencia que, valga la obviedad, cobra cada vez más fuerza: la de los preadolescentes que se someten a entrenamientos rigurosos y exigentes con el único propósito de tener un cuerpo marcado y musculoso. #StrongKids (chicos fuertes) no es un hashtag extraviado sino una tendencia en auge en las redes sociales.

“Es una moda cada vez más presente”, apunta el deportólogo platense Vicente Paús, para quien “el ejercicio en un ámbito cerrado como el gimnasio, que requiere constancia y presenta poca actividad lúdica, suele ser abandonado en pocos meses por los chicos y adolescentes. Los ejercicios al aire libre son la mejor opción y pueden ser más entretenidos para ellos”.

En sintonía con lo que apunta el profesional, muchos padres tienen dudas a la hora de dar permiso a sus hijos para ir a un gimnasio, y eso se debe a que aún no existe una unidad de criterios por parte de los médicos y los profesionales del deporte a la hora de recomendar esta actividad.

“Se nota una presencia creciente de chicos en el gimnasio y creo que responde a la necesidad de muchos de combatir el sedentarismo”, comenta Gabriela, profesora de Educación Física y una de las entrenadores de Gym Center. Según su experiencia, “están los chicos que lo hacen como complemento de alguna actividad física puntual y los otros que llegan porque, como no les gusta ningún deporte, buscan ejercitarse para no estar todo el día quietos. Después, claro, están los que quiere imitar a sus ídolos y sueñan con cuerpos esculturales y marcados”.

Algo similar apuntan desde Megatlon, donde esta semana comenzaron a aceptar chicos de 13 años. “Incorporamos un grupo de chicos de 13 a 15 años porque vimos que hay muchos que necesitan una rutina de gimnasio como complemento a su actividad deportiva, que puede ser fútbol, rugby o hockey”, apuntaron desde esa cadena.

Lo que cuenta Gabriela y confirman en otros gimnasios de la Ciudad se hace evidente con sólo echar un vistazo por el universo de las redes sociales, donde los propios chicos se muestran levantando pesas y haciendo abdominales. Con el hashtag #strongkids es posible hallar a cc_starzz, de Austin, Texas, que con apenas 8 años tiene más de 27 mil seguidores. O a happyluma, quien con tan sólo 5 años muestra como levanta un peso de 17 kilos (el peso corporal promedio de un chico de esa edad es de 18 kilos).

Si bien en los gimnasios locales todavía no se observa una presencia de chicos menores de 13 años, no son pocos los que apuntan que, de seguir con esta tendencia, se está relativamente cerca de tener a esos centros de entrenamiento ocupados por pibes que están en edad de escuela primaria.

“Existen muchos mitos por los que no se recomienda que un adolescente realice entrenamientos con sobrecarga -apunta Paús-. Arresto fisario y cese del crecimiento, deformidad del raquis o pérdida de elasticidad. La realidad es que no existe un criterio unificado por parte de los profesionales del deporte a la hora de recomendar el gimnasio, ni evidencia científica suficiente para adoptar una postura. Esto se debe fundamentalmente a la dificultad para definir, cuantificar y catalogar las actividades que puede realizar un niño en un gimnasio”.

Para muchos de los que analizan la tendencia, lo primero que deberíamos preguntarnos es por qué un adolescente tiene que ir a un gimnasio. Y las respuestas naturales son: porque lo necesita como complemento para el deporte que realiza (rugby, hockey, fútbol, tenis), porque no le gusta hacer actividad física y el gimnasio es una alternativa, porque muchas niñas adolescentes quieren copiar lo que hacen las mayores o sencillamente porque está de moda entre el grupo de amigos.

“En nuestro caso buscamos que sean chicos mayores de 13 años y que buscan un complemento a una práctica deportiva puntual”, aclara Gabriela, para quien otro aspecto fundamental es que “en todos los casos exista la supervisión de un profesional, dado que el chico no puede ponerse a ejercitar por su cuenta y sin la mirada de nadie”.

Si bien se suele aclarar que el entrenamiento con sobrecarga -correctamente dosificado y planificado- no deja secuelas negativas de ningún tipo en el cuerpo de un chico, la mayoría de los especialistas considera que, salvo en los casos de aquellos que realizan deportes de alto rendimiento o chicos con serios problemas de sobrepeso, el gimnasio debería ser la última opción a la cual se recurre para que los preadolescentes hagan una actividad física.

Frente a esto, se coincide, la consulta con el pediatra resulta clave para poder despejar dudas y encauzar todas aquellas inquietudes que los chicos tengan con respecto a la actividad física. Otro de los aspectos cuestionables del ir y venir de los chicos por los gimnasios es la inevitable exposición a la cada vez peligrosa presencia de suplementos deportivos, de esos que se ofrecen para ganar músculos en poco tiempo.

“En estrecha relación con la musculación en niños y adolescentes -advierte Paús-, hemos observado una tendencia creciente al uso de suplementación deportiva y ayudas ergogénicas tales como la creatina, las proteínas aisladas y aminoácidos. Algunos de estos productos tienen evidencia científica que apoya su uso en los atletas adultos. Sin embargo, la seguridad de su utilización en menores de 18 años es desconocida debido a la falta de estudios realizados con este grupo de edad. La Academia Americana de Pediatría no recomienda el uso de ningún tipo de ayuda ergogénica en niños y adolescentes”.

De acuerdo a lo que explica el especialista, las mejorías en el rendimiento que pueden ser vistas con ayudas ergogénicas “probablemente pasarán desapercibidas en los atletas que todavía están en desarrollo. La suplementación nunca debe ser el foco principal del atleta en formación: el talento, el entrenamiento duro, una ingesta alimentaria bien planificada son hábitos clave que los niños deben reforzar en esta etapa de su vida. Como sugerencia tengamos siempre presente que los niños no son adultos en miniatura: piensan y actúan como niños. Permitamos que elijan divertirse antes que competir en el alto rendimiento, involucrando tareas tediosas y cansadoras como el complemento en una sala de musculación”.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE