Una caída fruto de la torpeza política y de la contaminante corrupción de Odebrecht
Edición Impresa | 22 de Marzo de 2018 | 03:02

El Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski en Perú murió ayer tras una larga agonía de varios meses enzarzado en una lucha contra sus enemigos en el Congreso, la creciente e imparable infección en la confianza pública causada por la corrupción de Odebrecht y las torpezas políticas propias y de sus aliados.
Kuczynski fue elegido presidente en junio de 2016 con una victoria muy ajustada en el ballotage sobre Keiko Fujimori, cuyo partido Fuerza Popular (FP) sí obtuvo una mayoría aplastante en el Congreso.
La pelea con Keiko y los suyos, que tardaron en digerir la derrota, fue dura y despiadada desde el inicio, con un Congreso peruano dirigido a su antojo por los fujimoristas y que apenas dio margen de maniobra al mandatario. Antes de seis meses, los fujimoristas ya habían censurado a un ministro sin mayor motivo evidente que poner en relieve la debilidad del mandatario.
Kuczynski criticó y denunció estas prácticas, pero sólo tras la caída de otros cuatro ministros y un gabinete completo amenazó con disolver la cámara. El retraso desgastó mucho su imagen.
Fue en este período en el que el mandatario optó por aproximarse a Kenji Fujimori, diputado díscolo de FP, enfrentado con su hermana Keiko y más próximo a su padre, el ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000), condenado a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad, como una forma de ganar apoyos y limar a sus rivales.
Poco a poco, Kuczynski fue tanteando la chance de indultar a Fujimori (lo que al final hizo). Esto incomodó al núcleo duro de FP y a los votantes de izquierda que lo habían apoyado por su promesa de “no al indulto”. En medio de estas luchas, aparecieron las confesiones de Odebrecht y las coimas que esta firma pagó por años a casi todos los partidos políticos del país. El mandatario sembró dudas sobre el tema y entonces llegaron las revelaciones que llevaron al primer pedido de destitución en diciembre de 2017, que logró sortear.
Pero luego Odebrecht publicó que pagó cientos de miles de dólares a la consultora Westfield Capital, propiedad de Kuczynski, cuando éste era ministro de Economía de Alejandro Toledo (2001-2006), lo que mostraba a un presidente en negocios con una empresa privada siendo funcionario público. Hoy el Congreso iba a tratar otro pedido de destitución, pero antes apareció un video con aliados a Kenji Fujimori buscando comprar votos de otros legisladores. Y antes de afrontar una destitución humillante, Kuczynski renunció. (EFE)
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