El “Pata” Medina y la sartén por el mango

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Aquella noche de septiembre del año pasado Juan Pablo “Pata” Medina tomó asiento en el living de su casa y mientras se cumplían con los trámites burocráticos previos a su detención, pidió que le acercaran su narguile y, casi en silencio, comenzó a fumar antes de salir esposado rumbo a la prisión. Aquella imagen recorrió el país y mostró lo que se supone fue el comienzo de su decadencia como líder de la violenta y cuestionada seccional UOCRA de La Plata.

En los próximos días se sabrá si aquel final anunciado fue tal, o si el controvertido hombre que prometió “incendiar la Provincia” mantiene, desde su encierro, la llave del poder en el gremio de la construcción en la Región.

Desde hace ya tiempo y en un llamativo bajo perfil, el actual interventor de la UOCRA, Carlos Vergara, negocia con el ministro de Trabajo bonaerense, Marcelo Villegas el nuevo convenio de trabajo. Dicen quienes están al tanto de esas negociaciones que los empresarios platenses esperan, con cierto nerviosismo, conocer los detalles de la redacción de ese nuevo convenio.

La desconfianza parece primar en todos los actores. La intervención gremial barrunta que el ministro Villegas quiera presentar este convenio como el trampolín para otras aspiraciones políticas.

Los empresarios temen que ese nuevo convenio sea el instrumento para que los laderos de Medina recuperen poder dentro de las obras.

En el futuro cercano de la Región hay al menos dos emprendimientos privados que demandarán una notable cantidad de mano de obra (ninguno de ellos es el promocionado Paseo de Compras de zona Norte). Uno de ellos promete contratar, a corto plazo 700 operarios. Voceros de una de esas empresas, que pidieron reserva de indentidad, sostienen que no se oponen al sostenimiento de la llamada “bolsa de trabajo”, siempre y cuando no sea ese el instrumento para que lo que llaman “la patota” vuelva a ganar las obras.

Y es allí donde, creen, terminarán de conocer el desempeño del actual interventor y de su capacidad para normalizar el gremio.

Vergara, hasta donde se sabe, sigue trabajando (por ahora) en la sede de 44 y 5 y desde su entorno insisten en que mantendrá un perfil absolutamente bajo. Probablemente las oficinas gremiales se muden temporariamente de ese lugar (para alegría de los vecinos). Desde su entorno no creen que durante este año se llame a elecciones para normalizar la seccional. Tal vez, ese paso se de en 2019. Hoy por hoy las urgencias parecen ser otras: definir si “Pata” Medina, aún desde la cárcel, o sus laderos en libertad siguen teniendo la sartén por el mango.

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