Jaqueadas por el tarifazo y el precio de la harina, las panaderías están en crisis

Trabajar a media máquina, vender el pan de ayer a la mitad de precio o no reemplazar a los empleados que se retiran, son algunas de las estrategias de las panaderías locales para pelearle al “tarifazo” de los servicios que ya empieza a sentirse fuerte en la economía del sector. Los comerciantes consultados por EL DIA coinciden en que nunca el valor de los servicios tuvo tanto peso en la actividad como ahora.

Desde el 8 de enero Jairo Aparicio está al frente de una tradicional panadería que se encuentra en 3 y 44 y reconoce que el primer mes trabajó a pérdida y tuvo que poner dinero extra para pagar el alquiler.

“El segundo mes pensé que todo mejoraría, pero solo alcancé a pagar las deudas y eso sigue mas o menos igual, con el agravante de que me llegó una factura de luz de 14.400 pesos y no sé cuánto pagaré por el gas”, apunta con preocupación Aparicio.

Pero ese no es el único indicador que le marca al comerciante que los costos están superando sus cálculos.

En enero la bolsa de 50 kilos de harina costaba 300 pesos y en la actualidad le sale 500 pesos; por la caja con 12 maples de huevos pagaba 600 pesos y ahora desembolsa 950 pesos.

A diferencia de la recordada frase “hay que pasar el invierno”, Jairo prefiere mostrarse optimista con un “esperemos que en el invierno mejore todo” y desea que de algún modo el gobierno revise el cuadro tarifario para quienes llevan adelante una actividad económica.

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Mientras aguarda ese momento lanza distintas promociones y pone a la venta el pan y las facturas del día anterior a la mitad de precio, 25 pesos el kilo y 50 la docena.

“Con eso salvo al menos la materia prima y la verdad que la gente que vive en los edificios de la zona es la que mas compra”, agrega el panadero.

El problema del aumento de tarifas y de las materias primas le ponen la soga al cuello a los panaderos, pero en el Sindicato Obrero Panaderos local se remarca que en La Plata están mas afectadas las confiterías y que uno de los mayores problemas que golpea al sector es el trabajo en negro.

“El pan se sigue vendiendo”, se asegura desde la entidad sindical.

En La Plata hay unas 300 panaderías en las que el oficial maestro, el medio oficial y el ayudante se reparten las tareas; de ellos el 40% trabaja en negro, hecho que según señalan los sindicalistas del sector está amparado en los horarios de la actividad, ya que el fuerte de la producción se elabora desde las 2 y hasta las primeras horas de la mañana.

Para ellos las condiciones laborales también están relacionadas a las diferencias en el precio del pan.

“Es sencillo, el que vende el kilo de pan a 30 pesos seguro que tiene al personal en negro”, se indica desde el Sindicato Obrero Panadero.

Pese a que se reconoce que el rubro también atraviesa momentos complicados, en las recorridas semanales que organiza la entidad gremial para constatar las condiciones en las que trabajan los empleados, se observa que en la Región son mas las confiterías que cerraron que las panaderías.

Es que, según evalúan, un buen número optó por la reconversión y amplió la oferta al rubro gastronómico, venden por ejemplo tartas, pastas y carne.

Aunque es difícil de precisar en números cuántos son los panaderos que bajaron las persianas para evadir el costo de la actividad en blanco, un importante volumen de esa producción abastece a los supermercados y despachos.

“Es importante el blanqueo de la gente, estimamos que el 40 por ciento de los que están en la actividad trabajan en negro y ganan con el aumento del 15 por ciento que se dio en dos cuotas, unos 21 mil pesos, si están en blanco al patrón le representa un costo de 30 mil pesos”, apunta el gremialista consultado.

Al costo laboral se le agrega el impacto de las nuevas tarifas y de las materias primas, la bolsa de harina cuesta 500 pesos cuando en febrero constaba casi la mitad.

En ese contexto, el Sindicato de Panaderos reconoce que la crisis en el sector lleva por lo menos cinco años y considera que un indicador es la poca demanda que tiene la bolsa de trabajo a la que los panaderos acudían para solicitar personal en épocas de vacaciones.

Pese a todo, antes que bajar las persianas, los panaderos prueban en la región distintas estrategias y una es por ejemplo elaborar productos día por medio y guardarlos en las cámaras para ahorrar en consumo eléctrico.

En otros comercios se entrena al personal para que solo mantengan encendidas las luces indispensables para el funcionamiento del comercio.

En una tradicional panadería de diagonal 74 y Plaza Yrigoyen, Andrea González, su dueña, asegura que no recuerda un momento tan crítico como el actual.

“La factura de luz que llegó es de 20 mil pesos, en el verano se pago la mitad, pero a eso hay que sumarle el costo de la materia prima y los sueldos de los trabajadores”, resume la comerciante.

La búsqueda de precio y redoblar el esfuerzo en las jornadas laborales ya no le resulta una opción, sino algo obligado.

“Mi madre con 70 años llega a trabajar hasta 12 horas para dedicarse a los productos delicados que llevan mas elaboración; pero hace 40 años que estamos en el rubro y ya no deberíamos hacer malabares para mantenernos”, asegura Andrea.

Una de las frases con la que la panadera ilustra el momento es “en épocas en las que no hay, no hay para nadie”, por eso en ese comercio al pan y a las facturas se le aplica un menor margen de ganancia de modo de hacer esos productos mas accesibles a sus clientes.

“No pretendemos ganar con el pan que lo vendemos a 44 pesos o con las facturas que están a 80 pesos la docena cuando otras panaderías ya la tienen a 130 pesos, nuestro fuerte es la confitería”, asegura.

Para la comerciante una salida a este momento complicado pasaría por una revisión de las tarifas públicas.

“Es cierto que antes se pagaba tan poco que era casi increíble, pero esto ya se pasó para el otro lado y no sabemos cómo hacer para cumplir con las obligaciones”, sostiene la panadera.

Emilio Mojari, vicepresidente de la Federación Panaderil de la provincia de Buenos Aires, dijo en declaraciones a la prensa que “la industria panaderil está atravesando un momento tremendamente grave, en la provincia en el último año cerraron unas 150 panaderías. La gravedad está a la vista, la harina acaba de aumentar y en estos días están aumentando los servicios al 1.000%”.