Preguntó en una inmobiliaria el precio de un departamento y terminó encerrando a todos

Fue en 34 entre 2 y 3, donde redujeron al propietario y a cuatro empleados del local. Se fueron con dinero, celulares y computadoras

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El falso cliente tocó el timbre de una inmobiliaria en Barrio Norte y cuando una empleada le preguntó qué quería, se mostró interesado en alquilar un departamento en Berisso. No tardó demasiado en mostrar sus verdaderas intenciones, que no era otra cosa que apropiarse de todo lo que hubiera. Un rato después se fue del lugar en compañía de un cómplice, con dinero, teléfonos y computadoras y dejando a las víctimas encerradas en un baño. Una chica vivió instantes de terror, ya que la “toquetearon mientras le revisaban la ropa”, dijo una testigo.

De buen aspecto físico, bien vestido y aparentando tener entre 30 y 35 años, el primer hombre que irrumpió en la inmobiliaria “Jesús Fernández Propiedades”, de 34 entre 2 y 3, no despertó sospechas. Por eso la empleada le abrió la puerta, que estaba cerrada con llave. Eran las 10 de la mañana.

Ya dentro del comercio, el muchacho dejó la farsa de lado y rápidamente le puso una pistola en la cabeza a quien le franqueó el acceso a la inmobiliaria, sacándole la llave que había guardado en un bolsillo, para abrirle al compinche que había quedado en la vereda.

La víctima, María del Carmen Díaz (72), admitió que quedó perpleja ante la inesperada reacción del delincuente. Quizá por eso, él intentó calmarla diciéndole “calladita, tranquila, no pasa nada”.

Los ladrones fueron luego hasta el sector donde estaba el martillero propietario del comercio, a quien también encañonaron mientras le preguntaban si había más personas en el lugar.

“En ese momento éramos cinco personas de la inmobiliaria, el martillero, el gerente, dos chicas y yo”, indicó María del Carmen, antes de apuntar que todos terminaron encerrados en un baño.

Con el escenario y las víctimas bajo control, los asaltantes se dedicaron a revisar muebles y cajones en busca de “la plata grande”, que era lo que le demandaban a sus víctimas.

Según reveló la misma empleada, “le dijimos que no había y tuvieron que conformarse con unos 500 pesos en cambio”. Pero además se llevaron “tres computadoras, dos celulares y las llaves de los autos del martillero y del gerente, como también las de la inmobiliaria”, completó la mujer. Asimismo, dio a conocer que los momentos de mayor tensión se vivieron cuando “al martillero y al gerente los hicieron tirar al piso. Y a la empleada más joven la manoseó un poco mientras le revisaba la ropa”.

 

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