El Principito, 75 años después
Edición Impresa | 29 de Abril de 2018 | 09:43

“El Principito”, esa “pequeña joya” literaria del siglo XX repleta de valores humanistas, en palabras de Olivier D’Agay, director de la gestión del legado del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, se reinventa a pesar del tiempo transcurrido y, en el 75 aniversario de su creación, sigue tan vigente como la primera vez.
Todo comenzó el 6 de abril de 1943, cuando ‘Le petit prince’, de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), fue publicado en la ciudad de Nueva York. La primera edición vio la luz, al mismo tiempo, en francés y en inglés, traducida por Katherine Woods, y desde entonces se han vendido 150 millones de ejemplares en más de 300 lenguas y dialectos. Estas cifras lo convierten en el libro más traducido de la historia después de la Biblia.
La obra tiene 270 traducciones, más de 1.300 ediciones y 145 millones de ejemplares vendidos
Ocho años después de su aparición, en 1951, se publicó en nuestro país la primera traducción al castellano de ‘El principito’, firmada por Bonifacio del Carril en Emecé Editores, y en 1956 Josep Maria Francès hizo una nueva versión castellana, publicada en México por Editorial Diana. En 1959 apareció en España con el título de ‘El petit príncep’, traducido al catalán por Joan Xancó (Editorial Estela), y desde entonces han sido muchas -acaso infinitas- las adaptaciones, las grabaciones sonoras y las nuevas traducciones tanto al castellano como al ruso, inglés o chino.
Con su espíritu humanista, la historia del pequeño habitante del asteroide B 612 se ha convertido a lo largo de estos setenta y cinco años en un verdadero fenómeno editorial. La editorial francesa Gallimard, la primera en editarlo en francés, resaltó que la obra tiene cerca de 270 traducciones, más de 1.300 ediciones y 145 millones de ejemplares vendidos, lo que la convierte en el libro no religioso más leído a nivel mundial.
Aunque Saint-Exupéry aspiraba a lanzar El Principito en su patria, la Segunda Guerra Mundial impidió su propósito, por lo que la primera edición del libro lo hizo la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock, y no fue hasta tres años más tarde, ya concluido el conflicto bélico, que Gallimard lo hizo en su idioma original.
La historia, que guarda cierta similitud con un accidente aéreo que sufrió el propio autor en 1935 en el desierto del Sahara, muestra el compromiso humanista y profunda compenetración con la infancia de Saint-Exupéry, quien desapareció en julio de 1944 luego de que su avión cayera en el Mediterráneo durante una misión de reconocimiento para las fuerzas aliadas.
Frases como “todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan” o “las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”, alentaron a sus lectores a recuperar al niño que alguna vez encarnaron.
Pero El Principito se ha convertido además en una apología sobre la importancia de cuestionar, el rechazo a la injusticia, la aceptación del otro por quien es y no por aquello que representa, o la búsqueda continua del contacto con la naturaleza.
Designado embajador virtual de la ONU, este pequeño héroe cuenta a sus 75 años con millones de seguidores en su perfil de Facebook. Además, su serie de dibujos animados es un éxito en más de cien países donde la siguen millones de niños.
Impresa en numerosos formatos (libro, colección, cromos, etc.), su obra cinematográfica se preestrenó en mayo de 2015 en el Festival de Cine de Cannes, y en septiembre del año siguiente su director, el estadounidense Mark Osborne, presentó esta producción francesa, la primera que se rueda tras pasar los derechos de autor a dominio público.
El setenta y cinco aniversario de la edición del cuento permite recordar el principal encargo que hizo Antoine de Saint-Exupéry a sus lectores: evocar la felicidad de los niños con el descubrimiento del mundo.
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