Macri arma una “task force” política con Vidal, Larreta y la vuelta de Monzó

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Por MARIANO SPEZZAPRIA
mspezzapria@gmail com

Dejar atrás las diferencias y ponerse espalda con espalda para respaldar al presidente Mauricio Macri para superar la crisis financiera que atraviesa el país. Así lo acordaron ayer la gobernadora María Eugenia Vidal, el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en una reunión a puertas cerradas en la Casa Rosada, que registró como novedad política el regreso del titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, a la mesa chica gubernamental.

La “task force” de Cambiemos, que también sumó al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se puso en marcha con declaraciones públicas de Vidal y Larreta, los dos dirigentes oficialistas con mejor imagen ante la sociedad, para apuntalar la defensa del “gradualismo” como rumbo económico, algo que en los hechos fue el reconocimiento de que al Gobierno no le alcanza con las palabras de Peña o del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, para comunicar tranquilidad a la población.

El debut de Vidal y Larreta como voceros de este grupo de elite del PRO partió de la base de admitir el “momento de dificultad” que atraviesa el país en términos económicos y afirmar que el presidente Macri está “abierto” a escuchar todas las voces para pasar las turbulencias. Ayer mismo el mandatario recibió en la Rosada a los jefes de los bloques del Senado, que se comprometieron a “defender la estabilidad financiera del país” por medio de un documento de tono institucional.

Por cierto que no hubo representantes del kirchnerismo ni de bancadas de izquierda, que no fueron convocados por Federico Pinedo, el presidente provisional del Senado que articula el diálogo del Presidente con la Cámara alta. “Fue un gesto muy importante de la oposición seria”, ponderó Pinedo al cabo del encuentro, quien incluso se permitió citar a Juan Domingo Perón al afirmar que “como decía el General, primero está la Patria”, en un mensaje al PJ moderado.

Pero en rigor, el trato más fino con la dirigencia peronista quedará a cargo de Monzó -al parecer indultado por Macri en medio de la crisis- y el ministro Frigerio, de buen diálogo con los gobernadores del PJ, que ayer suspendieron una reunión en Buenos Aires para no terminar facilitando lecturas políticas sobre la supuesta debilidad de Cambiemos en el poder, tal como lo vienen describiendo analistas financieros que influyen en las decisiones de fondos externos.

Esos actores financieros son los que tendrán que decidir hoy mismo si mantienen posiciones en Lebacs o si migran al dólar, lo que haría subir aún más la cotización de la divisa norteamericana, que ayer cerró en tendencia alcista a $25,51. El ministro Dujovne, que capitanea la negociación con el Fondo Monetario pero que, a la vez, es sometido a versiones de recambio, sostuvo que eso significaría que la Argentina tendrá este año “más inflación y menos crecimiento” económico.

La debilidad política de Dujovne lleva a que economistas cercanos a Macri como Carlos Melconian, quien hasta no hace mucho tiempo presidió el Banco Nación, adviertan públicamente que el programa gradualista que viene llevando adelante la administración de Cambiemos no es viable a raíz del excesivo déficit fiscal. El cierre de esa brecha entre ingresos y egresos de las arcas del Tesoro nacional es, precisamente, parte de la discusión política que repercute en los mercados.

En este contexto es que el presidente Macri reclamó una participación más activa en estos debates a la gobernadora Vidal y al alcalde porteño Rodríguez Larreta, una dupla que tira en yunta en la interna de Cambiemos y que si bien tiene buen diálogo con Peña, entiende que el futuro los puede encontrar con intereses políticos contrapuestos. En el caso de Vidal, además, el regreso de Monzó a la mesa chica de la Rosada supone una suerte de indulto forzado a un adversario interno.

Pero como lo explicó la propia Vidal, en el partido de gobierno sienten que es “momento para la grandeza” de sus principales dirigentes, que hagan a un lado –al menos circunstancialmente- sus diferencias para bancar la parada, que no es sencilla ni mucho menos. En la remozada estrategia oficialista hay dos elementos que aún no encajan: la escasa articulación con la UCR y la Coalición Cívica, socios del PRO en Cambiemos; y el silencio que mantienen los dirigentes opositores.

Entre ellos Cristina Kirchner, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey, el gobernador de Salta, no se han pronunciado sobre la delicada situación financiera, en una actitud que deja a los principales voceros gubernamentales sin la posibilidad de pulsear discursivamente con ellos, un ejercicio que hasta el momento fue positivo para Cambiemos a la hora de fidelizar a su electorado, aún cuando la situación económica genere descontento. O como ahora, desorientación e incertidumbre.

“El debut de Vidal y Larreta como voceros de este grupo de elite del PRO partió de la base de admitir el “momento de dificultad” que atraviesa el país”

 

 

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