Respetar en plenitud los derechos a la salud y a la educación

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Dos derechos fundamentales como son los de la salud y la educación de las personas se ven restringidos en nuestra región en estos días, el primero de ellos por la falta de vacunas antigripales en las farmacias y el segundo, en forma potencial, por la alternativa concreta de que vuelvan a mitad de semana los paros a las escuelas provinciales.

Si bien se trata de realidades completamente distintas, lo que tienen ambos en común es que se trata de problemas y conflictos que se reiteran año tras año, sin que el Estado se muestre capaz de evitar reincidencias que –como si se estuviera cumpliendo con una rutina fatal e ineluctable- perjudican a millones de personas de toda edad.

En el primer caso, se anuncia el inicio de una campaña de vacunación antigripal pero resulta una odisea conseguir vacunas, por uno u otro motivo. En las farmacias no hay dosis y en los vacunatorios oficiales se forman enormes colas, se entregan escasos números y mucha gente, finalmente, desiste de vacunarse.

Las pocas dosis de vacuna para afiliados al IOMA que llegan a las farmacias se agotan rápidamente. El afiliado que acude hoy a las farmacias platenses recibe la misma respuesta: no hay dosis.

No es necesario adentrarse en un profundo análisis cuando, desde las mismas autoridades sanitarias reconocen que, para una población como la de la ciudad de La Plata, apenas se han repartido algo más de 3.500 dosis de vacunas antigripales. Tampoco es necesario remarcar que la bonanza climática -en lo que respecta a la temperatura- ya ha dejado el paso al frió otoñal que antecede al invierno, con lo que los inconvenientes en el reparto de vacunas debiera ser solucionado de manera perentoria.

En cuanto al tema educativo, se han sucedido reuniones entre el Gobierno y los docentes, sin resultado fructífero. Lo concreto ahora es que los gremios docentes bonaerenses confirmaron su adhesión al paro nacional de maestros que se realizará el miércoles próximo. Además, anticiparon que un día antes realizarán una huelga provincial, por lo que las aulas permanecerán cerradas por 48 horas.

Se ha dicho en numerosas ocasiones en esta columna que no se trata de poner en duda las reivindicaciones docentes, en la medida en que sean justas. Está fuera de discusión ese tema. Lo que no termina de entenderse es si el recurso del paro o de la huelga les ha resultado efectivos a los gremios. Todo indicaría que no.

Pareciera que ha llegado –sobradamente- la hora de que los gremios docentes recurran a métodos más imaginativos de protesta, que no se traduzcan en impedir la educación normal y constante de los más de cuatro millones de niños y jóvenes que la sociedad les ha encomendado capacitar y formar.

Desde luego que es responsabilidad primordial de los funcionarios bonaerenses –sean, en estos casos, los de salud y los del área de educación- trabajar en forma incansable para permitir que la población pueda ejercer en plenitud derechos que las constituciones nacional y provincial consagran como esenciales.

 

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