Los pañuelos son los nuevos protagonistas

Estampados o lisos, de seda o materiales sintéticos, aportan ese toque especial para los conjuntos urbanos

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El origen del pañuelo no está bien definido, y algunos historiadores creen que probablemente fueron los árabes los primeros en usarlo en los siglos XV-XVI para protegerse del calor en los trabajos en el campo. Pero recién en 1937 la casa Hermès convirtió a la seda en arte con sus míticos Carré. Esta temporada, el pañuelo vuelve con fuerza y frescura. Te damos las claves para recuperarlo y saber combinarlo, literalmente, de la cabeza a los pies.

En todas las familias hay alguna integrante que guarda en el fondo de algún cajón del placard o en una caja de recuerdos, esos pañuelos grandes de seda. De la juventud o de las abuelas, este accesorio vuelve a tomar protagonismo y es el gran momento para recuperarlo.

Firmas fieles, desde sus orígenes, al pañuelo de seda, como Loewe, Hermès (su mítico Carré de twill de seda de 90 por 90 es ya un icono en el mundo de la moda) o Uterqüe -más económicos que los anteriores-, siguen apostando por caballos, tigres, cebras y estampados florales en lo que es el accesorio de la temporada. El pañuelo vuelve (de verdad) con fuerza, juventud y aires nuevos.

EN LA CABEZA

Hay mujeres que nunca los desterraron de sus looks, como Isabel de Inglaterra que, cada año en la feria de caballos de Windsor o en sus retiros en las Tierras Altas escocesas, despliega su colección de pañuelos con los que cubre su cabeza -atado bajo la barbilla- y que combina con huskys acolchados, trenchs y botas de agua. La diseñadora Stella McCartney, que sabe como nadie hacer de la moda inglesa todo un referente de modernidad, se inspiró en ese look campero de la reina, que prácticamente clonó en su colección de prêt-à-porter de hace un año.

La princesa Gracia de Mónaco utilizó los pañuelos para tocar su cabeza en los años 60-70, con un estilo más urbano, que combinaba con abrigos de mohair y trajes de chaqueta.

En la retina de todos también está su hija Carolina de Mónaco, a mediados de los 90, retirada en el pueblo de Saint-Rémy, en la Provenza francesa. En el que fue su refugio después de enviudar de Stefano Casiraghi y acompañada por el actor francés Vincent Lindon, cubría su cabeza -se dice- por una grave alopecia. Ella prefería un estilo pirata, cubriendo la mitad de su frente y anudando el pañuelo a la nuca. Casi como los hemos visto en el último desfile de Valentino de su colección para el próximo otoño-invierno 2018, donde las modelos parecen salir como pastorcillas de la campiña francesa.

Pero para el común de los mortales, que sólo sueña con ponerse un pañuelo de esa manera si tuviese la posibilidad de ir en descapotable al más puro estilo Susan Sarandon en Thelma y Louise, o disfrazarse de Audrey Herpburn -guitarra en mano- en el alfeizar de la ventana cantando Moon River, la manera más fácil y generalizada de utilizarlos es llevándolos en el cuello.

variadito

Muchas lo tildan de ser un accesorio clásico, pero todo depende de cómo se combine. Más allá de las tendencias y modas, hay que usarlo como a cada una le guste más y se sienta más cómoda. En verano puede llevarse en la cabeza o hacerse un top ablusado con la espalda al aire, anudando los dos extremos detrás del cuello y en la cintura.

Para esta época, suele usarse sobre los sweeters, o con camisas de cuellos semiabierto. También puede “decorar” y dar un toque especial si se lo anuda a las carteras o se lo coloca en la muñeca.

DEL BLANCO AL ESTAMPADO

Si nos fijamos en las pasarelas, todo vale, desde el pañuelo campesino de Valentino, al turbante rematado con dos nudos de Temperley London de inspiración afrocubana, o al de Marc Jacobs que recuerda al que llevaba Mammy mientras ajustaba el corsé a la señorita Escarlata. El diseñador Juan Vidal cree que el pañuelo ha cobrado protagonismo “gracias a la coleta, convirtiéndose en un accesorio, a modo de lazo, que combina con cualquier look”. La propuesta de los Alvarno en su última colección consistió en pañuelos con flecos de cristal y seda, en colores vivos o estampados animal print. Para ellos “es el complemento ideal para poner una nota de color tanto para el día como de noche”.

Sí a llevarlo:

*- En la cabeza: tipo campesina, con pico y nudo en la nuca, o a modo de turbante con el pelo recogido.

*- En el cuello: con el pico hacia delante o a un lado.

*- A modo de cinturón: metido en las trabillas del pantalón o directamente alrededor de la cintura. Como detalle en las mules, siempre que sea un pañuelo pequeño o bandana.

No a llevarlo:

*- De manera clásica, doblado en cuatro y sobre los hombros y con pendientes de perlas, a no ser que incluyas en el estilismo algún detalle que rompa y le dé el toque actual.

*- Tipo pirata en la cabeza, con pelo suelto, shorts y botas camperas.

*- En la frente y anudado sobre el pelo en la nuca.

 

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