Entre amigos y hasta Esquina, para disfrutar de las capturas del fornido y voraz “piraí”

También hubo buen pique de dorados, bogas y surubíes, aunque los pacúes fueron las estrellas del fin de semana

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El jueves a las 22.30 salimos de La Plata hacía San Martín a buscar a mi amigo Carlos Forno, para luego juntarnos con su padre Juan Carlos y con el “Negro” Ángel Bonelli y partir rumbo a la siempre querida Ciudad de Esquina.

La idea era llegar bien temprano en la madrugada del viernes, pero todo se complicó al tener que enfrentar un frente de tormenta que nos maltrató. Esto hizo que se retrasara el arribo a Esquina, dado que la lluvia torrencial y el viento impedía viajar a más de 60 km/h. Encima se sumaba la inquietud por saber cómo se encontraría el clima en Esquina.

Por suerte, llegando a La Paz, cesó la tormenta y junto al comienzo del amanecer empezó a despejarse el cielo y las 9.30 con casi dos horas de retraso estábamos en el agua.

La idea era pescar dorados cerca de Esquina, para dirigirnos luego al norte a la zona de “la 14” a buscar los últimos pacú (Colossoma Mitrei) o como lo llaman en Corrientes: piraí.

Es un pez de color amarronado, cuerpo ovoide y algo achatado, fuerza descomunal y gran robustez; cabeza pequeña al igual que su boca, fuertes mandíbulas y dentadura molariforme muy evolucionada que le sirve para el tipo de alimento al que está habituado. Se alimenta de hiervas, también de frutas (ciruelas, naranjas, manzanas, peras y el iguajaí (fruta ácida semejante al damasco), semillas del “inga” y también gran variedad de caracoles, crustáceos y peces forrajeros.

El pacú ingresa en la zona del amplio delta de Esquina con los primeros calores.

En no más de 5 minutos de lancha pudimos obtener los primeros dorados, pero no de un tamaño que nos hiciera dudar de nuestro plan y así fue como rumbeamos al norte, encontrando mejor tamaño en el arroyo Aguará y luego en las lagunas del Aguaysalito para arriba. Luego hicimos una entretenida pesca de bogas llegando al atardecer y luego de aprontar el campamento salimos a buscar el surubí en la zona del “Mini” a la noche, pero sin éxito. El sábado a la mañana luego de unas exquisitas tortas fritas preparadas por Juan Carlos mientras levantamos campamento y cargamos todo en la lancha salimos a buscar el pacú, el dato que todavía había en la zona lo teníamos, sólo había que encontrar el lugar adecuado. Luego de alguno intentos fallidos iba a llegar la emoción y de una manera sorprendente, alrededor de las 9.30 y encarnando con iguajai sentí en la línea unos “toques” y luego la caña bajó la punta, clavé casi con desesperación para que no se escapé y enseguida empezó la lucha que terminó con la captura y posterior liberación de un hermoso ejemplar de más de tes kilos. Luego fue el turno de Carly, Ángel y Juan Carlos. Finalmente un pique en la caña de Carly y mientras lo filmaba picó la mía, y casi al mismo tiempo la de Ángel logrando un hermoso triplete. Fueron 11 capturas hasta la 13. A la tarde nos dedicamos al dorado con lindas capturas de ejemplares que rondaban los 5 kilos y un Surubí capturado por Juan Carlos que pesó 9,400 kg. El domingo temprano volvimos a la zona que tan bien había rendido y se repitieron las capturas (8, con una boga de 5,300kg). Pacú, Naturaleza y amistad, ¿qué más se puede pedir?

 

 

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