Ensenada la razón de ser

Roberto G. Abrodos

Muchos tal vez no lo comprendan, nuestra razón de existir como ciudad capital de la provincia de Buenos Aires está ligada a una serie de circunstancias, en primer lugar la paz.

Después de la batalla de Caseros pareciera ser el punto inicial de un país saliendo ya de sus pliegues coloniales.

El país cambio por completo al transitar el año 1880, conquistado el desierto y federalizada Buenos Aires comenzaron a crecer la fe y el optimismo, que transformaron el país que muchos soñaban en una realidad.

Ya desde febrero de 1520, Hernando de Magallanes descubre la ensenada sin desembarcar, explorando las costas del Río de la Plata. Se conocía el contrabando de esclavos lo cual hizo que la ensenada fuera un activo puerto clandestino, pero con condiciones naturales importantes.

En tiempos del Rey Felipe V (1730), ya se elogiaban las condiciones del lugar “Con este descubrimiento, que lo ha sido al cabo de tantos años que se ha navegado este río, pasé a la ensenada, donde reconocí y experimenté, los días que me detuve en ella, las ventajas de aquel para invernar y carenar los navíos”. El ingeniero don Domingo Petraca, que fue conmigo, sondeó toda ella, asistido del mencionado práctico y del piloto don Pedro Navarro, habiendo formado la planta (mapa) que remito a manos de V.M., en esta primera ocasión por vía de Inglaterra”.

Y así surgió  lenta pero constante y muy cerca del pueblo de Ensenada, que fue este la capital bonaerense durante los 7 meses previos a que se colocara la piedra fundacional de La Plata, una gran preocupación de Dardo Rocha, en su apuro por los detalles. Claro que hubo un motivo político, pero era una necesidad inteligente, el lugar elegido las lomas de Ensenada, ¿el fundador tenía dispuesto el lugar ya desde antes y jamás lo confesó?

Lo cierto es que era tentador el lugar, ya 1857 la Legislatura de la provincia de Buenos Aires autorizó al Poder Ejecutivo a otorgar la concesión de un ferrocarril entre la ciudad de Buenos Aires y la Ensenada de Barragán, en la margen derecha del Río de la Plata cerca de donde después se fundaría la nueva capital, el sitio tenía una fama ganada y los fundadores tenían ya la idea de un puerto, dado que había sido aprobado el proyecto, el Poder Ejecutivo encomendó, el 23 de enero de 1883, la obra al ingeniero holandés Juan Abel Waldorp, este último precedido de gran fama ya que construyó los puertos de Amsterdan y Batavia.

Es importante para los ensenadenses y platenses, recordar esta dispensa de la historia, ser partícipes primordiales del proyecto más importante de la generación del 80. Sirva esta parte de la historia Argentina como evocación, en tiempos de controversias, que la unión es posible y crea la fuerza.

 

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