La mejor versión España hizo realidad el sueño deseado de muchas generaciones
Edición Impresa | 16 de Junio de 2018 | 03:50

Tan sólo 12 kilómetros separan a España de África en sus extremos. Y ambas se unieron en los festejos al término de una 19na. Copa Mundial que tendió una cadena de alegría desde Bloemfontein a Madrid.
Esta fue la primera Copa Mundial de la FIFA de África, y perdurará en el recuerdo tanto por el espíritu y las sonrisas de los organizadores como por el triunfo de una selección española que coronó nuevas cumbres al convertirse, gracias a un gol de Andrés Iniesta en el minuto 116 de su partido ante Holanda, en el octavo país que conquista el título.
La victoria de España en la magnífica “calabaza” del Soccer City supuso el colofón a 31 días de fútbol: 64 encuentros en nueve sedes, en los que actuaron 599 jugadores de 32 equipos y se marcaron 145 goles en total. Los hombres de Vicente del Bosque acabaron alzando el trofeo, pero el otro gran titular del certamen fue el éxito de Sudáfrica: una exhibición de determinación y orgullo de la nación del arco iris, que trasladó un mensaje de esperanza a un continente entero. El hecho de que el combinado sudafricano fuese el primer anfitrión en decir adiós tras la primera ronda no afectó en absoluto al entusiasmo, ni debilitó el omnipresente zumbido de las vuvuzelas.
Sudáfrica 2010 deparó numerosas sorpresas, y España supo sobreponerse a las suyas (una derrota inicial ante Suiza) para ganar sus otros seis partidos, los cuatro últimos por idéntico tanteo, 1-0. Aunque ningún equipo ha sido campeón de la Copa Mundial de la FIFA con menos goles a favor que los españoles (ocho), su fútbol cautivó a los espectadores: sobre todo, los geniales pases de Xavi e Iniesta, los tantos de David Villa, máximo realizador de la prueba, y las paradas de Iker Casillas, cuyas providenciales intervenciones en dos mano a mano ante Arjen Robben durante la final demostraron que su Guante de Oro al mejor portero fue sobradamente merecido.
Holanda, por su parte, deja Sudáfrica con sentimientos encontrados, al sufrir la tercera derrota de su historia en una final, después de 1974 y 1978. El equipo de Bert van Marwijk ganó sus seis compromisos camino del choque decisivo, y aunque ofreció una imagen más pragmática que otros combinados neerlandeses anteriores, sus jugadores ofensivos brillaron en una disposición táctica de 4-2-3-1 que estuvo en boga en esta competición, como pudo verse con los cinco goles de Wesley Sneijder.
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