El Papa pidió perdón por “haber ofendido y herido” a víctimas chilenas de abuso

Lo hizo a través de sus enviados al país trasandino. Extendió sus disculpas a todos los fieles de la diócesis de Osorno

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El arzobispo maltés Charles Scicluna, enviado especial del papa Francisco a Chile, pidió ayer perdón en nombre del pontífice a los fieles de la diócesis chilena de Osorno “por haberlos herido y ofendido profundamente” al defender al obispo Juan Barros, acusado de encubrir abusos sexuales.

“El papa Francisco me ha encargado pedir perdón a cada uno de los fieles de la diócesis de Osorno y a todos los habitantes de este territorio por haberles herido y ofendido profundamente”, dijo Scicluna durante una misa celebrada el domingo en la Catedral de San Mateo de Osorno, situada 942 kilómetros al sur de Santiago.

La Iglesia chilena anunció la misa, la última actividad en Osorno de los dos enviados papales, como una acción de “reparación y reconciliación” en esa diócesis, donde la comunidad católica está dividida en torno a la figura de Barros.

El obispo, que fue cesado como jefe de la Iglesia en Osorno el lunes pasado por el pontífice, contó durante años con el respaldo papal pese a que víctimas de abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima lo acusaban de “encubrir” esos hechos.

Algunos grupos de fieles, como la Agrupación Laicos y Laicas de Osorno, rechazaron la presencia de Barros en la ciudad desde que el obispo fue designado por el Papa en 2015.

Ese mismo año, Jorge Bergoglio calificó de “tontos” y “zurdos” a quienes se oponían a Barros en Osorno, y en enero pasado, durante su visita a Chile, el pontífice dijo que “no había pruebas” contra el obispo, aunque unos días después se retractó y pidió disculpas.

La eucaristía de este domingo fue oficiada por el sacerdote Jorge Concha, designado por el Papa como administrador apostólico en Osorno tras la salida de Barros, y los dos enviados del pontífice, el arzobispo Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu.

La misa contó con la presencia de varias comunidades de fieles que durante los últimos años se habían marginado de las actividades de la Iglesia como señal de protesta contra la presencia de Barros en la ciudad.

“Hemos decidido dar un paso y, luego de tres años, ingresar a nuestro templo catedral y participar en la Santa Misa en el Día del Señor”, dijo Mario Vargas, portavoz de los Laicos Organizados de Osorno.

Vargas precisó, sin embargo, que tiene la “claridad absoluta” de que la ceremonia “no es una misa de reparación ni de reconciliación”, aunque acudieron como un gesto de gratitud hacia los enviados del Papa.

Otras agrupaciones defendieron a Barros de las denuncias de encubrimiento de abusos y pedían investigaciones “más profundas” antes de que el Papa aceptara su renuncia.

Scicluna y Bertomeu regresaron a Santiago, donde seguirán con su agenda de reuniones y encuentros hasta el martes, cuando viajarán de vuelta a Roma.

“NI VENCEDORES NI VENCIDOS”

En la homilía, Jorge Concha afirmó que hay formas de abuso que no se pueden repetir. “Hay formas de hacer iglesia que se deben cambiar y que hay tareas a las que no podemos renunciar”, dijo.

“Hay tiempo para expresar el dolor, tiempo para llorar, tiempo para exigir si es necesario, pero también hay tiempo para dar pasos hacia el reencuentro y la reconciliación”, destacó el obispo, quien añadió que en Osorno “no hay vencedores ni vencidos”.

Al culminar su visita en Osorno, Scicluna difundió un comunicado en el que afirmó que percibió “el deseo de una gran mayoría de una reconciliación verdadera”, aunque admitió que esta no se logra “con una misión de pocos días”.

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