Mostró los estragos que le hizo la anorexia y su mejoría se volvió viral
Edición Impresa | 30 de Junio de 2018 | 03:50

Que la anorexia causa estragos no es ninguna novedad, pero ante cada nuevo caso el drama adopta un nombre propio y no deja de estremecer. Eso, al menos, es lo que sucede cuando se observan las fotos de Camila Paz, una chica de 16 años que vive en San Justo y subía a las redes lo que se conoce como “body checking”, una práctica habitual entre quienes padecen trastornos de la alimentación. Camila se las sacaba para comprobar, de una semana a otra, cuánto se notaba en su cuerpo haber reducido la alimentación al mínimo.
El sábado en que decidió mostrar esas imágenes por primera vez no había sido un sábado cualquiera: después de un arduo tratamiento, le habían permitido volver a sus clases de danzas. Ese mismo día, alguien había sugerido una consigna en Twitter: “Subí una foto tuya de 2016, 2017 y 2018 para que vean tu cambio”. Algunos mostraron cortes de pelo, tatuajes, embarazos. Pero Camila subió sus fotos y escribió: “El cambio más grande que pude hacer en 2 años fue el de decidirme por seguir adelante y VIVIR”.
Las fotos que publicó en Twitter el 2 de junio -en el peor momento de la anorexia y ahora, en plena recuperación- se volvieron virales. El tuit llegó casi a los 100 mil me gusta, fue retuiteado unas 10 mil veces y ya acumula 780 comentarios.
“Camila, no te conozco pero estoy orgullosa de vos”, le dejó escrito alguien. “Ay, niña. Duelen esas fotos”, le escribió otra persona desconocida. Camila contestó: “Las fotos no hacen justicia al dolor que era vivir día a día así. Por suerte quedaron atrás”.
Desde su cuenta, la chica contó además que “no es algo que pase de un día para el otro, creo que siempre había estado en mi cabeza la idea de dejar de comer. Tenía problemas con mis papás y la lógica era: ‘Si dejo de comer tal vez se den cuenta de que algo me está haciendo mal y no me están dando bola’. Me había criado en un ambiente muy perfeccionista, muy autoexigente y mi personalidad se había formado así, quería ser un 10 en todo. Entonces, pensé: ‘Si ya soy flaca, puedo ser la más flaca”.
Escondida en su habitación, hacía rutinas de ejercicios durante horas para quemar las calorías que había ingerido. “Me había propuesto ingerir 1.000 calorías por día pero después quemaba más de lo que comía. Si no podía hacer ejercicios, era el fin del mundo. Ya no quería ir al colegio, me daba vergüenza mi cuerpo, especialmente mis piernas. No quería que nadie me viera hasta que no llegara a ese ideal de delgadez que me había puesto. Pero las metas siempre quedaban lejos, porque cuando llegué a 40 kilos quise seguir bajando”.
Tras ir a un nutricionista llevada por su familia y someterse a un tratamiento luego de bajar a los 38 kilos, la chica comenzó su proceso de recuperación y hoy la mejor prueba de eso son sus fotos. “En aquel momento me parecía que mi cuerpo estaba normal, ahora no -cuenta Camila-. Creo que mostré esas fotos para que otras chicas vean que la anorexia no es un callejón sin salida. Mi psicóloga me había dicho: ‘Yo te muestro el mapa, vos elegís a dónde ir’. Bueno, yo también quería mostrarles el mapa”.
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