Siguen las deficiencias del sistema de cajeros automáticos
Edición Impresa | 2 de Julio de 2018 | 02:21

Pese a su relativamente corta existencia, el sistema de cajeros automáticos suma ya una voluminosa historia de deficiencias, que abarcan desde la falta de dinero y las reiteradas fallas en su funcionamiento, a la escasez de estas máquinas en distintos barrios y localidades de la Región, en un déficit que se vino incrementando a medida que disminuyó la atención para operaciones en ventanilla de los bancos y, desde luego, por el consiguiente crecimiento del número de personas que acude a ellas.
Un artículo publicado ayer en este diario marcó, en tal sentido, el crítico problema que atraviesan usuarios de Abasto y de toda la zona oeste de nuestra ciudad por la falta de cajeros automáticos. En la localidad mencionada existe disponible sólo un equipo, instalado luego de que la población abastense reclamara durante años.
Sin embargo, ese único cajero automático del Banco Provincia, ubicado en la Cooperativa de Agua Potable con sede en las calles 520 y 208, resultó siempre por demás insuficiente para cubrir las necesidades de la población de la zona. Y es que como es la única boca de expendio de efectivo en varios kilómetros a la redonda los billetes que allí deposita el sistema bancario no duran nada: la máquina se recarga y en contadas horas se vacía. Además, se le agregó como detalle en contra, los últimos meses, que el equipo sale de servicio con mucha frecuencia.
Se detalló también que esa escasez de cajeros automáticos en particular afecta a empleados, comerciantes, jubilados y pensionados de Abasto pero también de El Peligro, El Pato, Romero, Etcheverry y Olmos.
También expresaron los vecinos de Abasto que desde hace unos meses el funcionamiento de ese único cajero es irregular, por lo que el banco suele enviar un camión como equipo móvil que a las 16:30 se retira y que, en días de mucha nubosidad tampoco funciona, ya que necesita de la red satelital, la que falla bajo determinadas condiciones climáticas. El informe publicado detalla que, con mayor o menor intensidad, el problema se presenta en muchos otros sectores del distrito.
Se ha dicho ya en forma insistente en esta columna que la progresiva bancarización surgió como un método para simplificar y no para complicar la actividad económica. En ese contexto, el sistema de cajeros fue previsto e impulsado por leyes del Estado como una alternativa para darle mayor agilidad a la operatoria bancaria, no para crear nuevos e irritantes trastornos y perjuicios a los clientes.
No se trata, tampoco, de una opción que haya hecho el usuario sino de una imposición. Con más razón entonces el servicio debería tener un estándar de eficacia garantizado, muy superior al que viene exhibiendo desde hace muchos años.
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