Usaron una escopeta para vaciar la caja de una panadería

Eran dos. Entraron cuando no había clientes. El del arma encañonó a los encargados y su compinche saltó del otro lado del mostrador para destrozar la registradora

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La del domingo pasado hubiera sido una tarde como cualquier otra en la conocida panadería de diagonal 73 y 61, de no ser por los dos delincuentes que en 40 segundos alteraron por completo la rutina, amenazando a todos con un arma larga y destrozando la caja registradora contra el piso.

No hizo falta el relato de las víctimas para exponer la violencia de los ladrones: las cámaras registraron la secuencia y también las caras de los responsables, aunque uno de ellos procuró -tarde- resguardarla de la lente con una bufanda y hasta con una mochila que primero usó para ocultar la escopeta.

No trascendió cuánto dinero se llevaron, pero se advierte que arrasaron con todos los billetes de la registradora.

Escaparon. Y tampoco se sabe en qué, ni hacia dónde.

Lo que queda claro es que “esto es lo que tenemos que vivir a diario los vecinos del barrio El Mondongo”, lamentó Daniel Domínguez, voz cantante de la Asamblea que pelea desde hace años para erradicar de esas calles la Zona Roja para bajar el impacto del delito.

Alterados

El hecho sucedió el domingo a la tarde en el local de La Española, en el momento en que sólo estaban los encargados. ¿Los ladrones aprovecharon la ocasión? Es probable.

Lo que se ve en la filmación de las cámaras es la irrupción de los dos jóvenes, uno con ropa deportiva, gorrita y bufanda y el otro vestido con una camisa rosa y un pantalón clarito.

Al primero se lo ve pendiente de una mochila, mientras su compañero ingresa con las manos en los bolsillos y enfila directo al mostrador donde están las masas, como queriendo elegir algunas. No tardaron ni tres segundos en sacar a relucir sus intenciones: uno, junto con la escopeta que tenía entre la ropa (oculta por la mochila) y el más “elegante” saltando del otro lado del exhibidor. Los dos actuaron rápido, sin cederles a las víctimas la mínima chance de que arriesgaran una resistencia.

El del arma les apuntó directo al cuerpo, mientras su compinche dudó unos instantes entre empujar a una de las empleadas hacia el fondo o apartarla hacia un costado, para dedicarse a la caja.

Optó por esto último. En el video se lo ve nervioso, apurado en su intento por abrir la registradora, sin lograrlo del todo. Por fin, arrancó la máquina para destrozarla contra el piso y, entonces sí, manotear los billetes.

Mientras esto pasaba, el de la escopeta lanzaba advertencias a las víctimas ya tapándose la cara, consciente de que una cámara estaba registrando sus movimientos.

No tenían tiempo para nada más. Y lo sabían. Con la plata de la recaudación, escaparon.

Otras historias en el barrio

Luis es el dueño de una cerrajería que funciona en diagonal 73 entre Plaza Rocha y 61, a unos pocos metros de la panadería que fue escenario del violento asalto.

Según contó el comerciante a este diario, tuvo que cambiar sus rutinas y repensar la seguridad del local, después de sucesivos robos o intentos frustrados.

Como entraron en varias oportunidades rompiendo la vidriera, puso rejas. Y cuando eso tampoco fue suficiente porque trataron de barretear la persiana, protegió también la puerta.

En definitiva, todo le demandó fuertes “gastos en herrero, candados y más trabas”, explicó.

La Asamblea Vecinal de El Mondongo nació al amparo de la bronca que causó el homicidio del médico Francisco Guerrero, fusilado hace tres años por un par de motochorros en 66 entre 115 y 116.

A una cuadra de allí, días atrás los vecinos se reunieron en el colegio Santa Margarita (117 entre 66 y 67), para avanzar en la reubicación de la Zona Roja, ya que están convencidos de que eso reduciría sensiblemente la cantidad de entraderas y los asaltos callejeros, que vinculan directamente con la venta de droga camuflada de prostitución. Según se señaló, el lugar elegido para el traslado de la Zona Roja sería un tramo de la calle 120, detrás del Observatorio.

Del encuentro en la biblioteca del Colegio participaron funcionarios comunales y provinciales, concejales y autoridades policiales.

De acuerdo al seguimiento que hizo la entidad sobre la prostitución que se ejerce en esas cuadras, la Zona abarcaría la avenida 1 de 57 a 72, 2 de 66 a 72, 3 de 60 a 72 y diagonal 73 de 60 a 120.

En el barrio los vecinos vinculan la inseguridad con la venta de droga en la Zona Roja

 

 

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