El camino al futuro, con criterios claros
Edición Impresa | 30 de Julio de 2018 | 01:22

Se trata, ni más ni menos, que de avanzar hacia la Ciudad del futuro y de comenzar a darle a la capital de la Provincia de Buenos Aires el perfil que, se supone, debe tener en calidad de tal. La Comuna acaba de aprobar una serie de proyectos para la construcción de edificios en altura -en el casco céntrico, por cierto- que, tal vez, debieran servir de espejo para los años venideros.
Hace ya muchos años que La Plata se expande territorialmente hacia sus márgenes prácticamente sin orden, sin control y sin la llegada, en muchos casos, de los servicios básicos para la vida moderna. Ese crecimiento exponencial, en algunos casos, estuvo marcado por un sector de la clase media que huyó del casco histórico en busca de los espacios abiertos suburbanos entendiéndolos como más amenos para la crianza de hijos. Pero hubo otro sector, más numeroso que el anterior, que buscó también en las afueras y en terrenos mucho menos favorables, el modesto refugio que podría brindarle una casilla o una humilde vivienda. Y es allí, en esos barrios marginales, en donde más se notan las carencias.
Llevar servicios elementales a los barrios periféricos para abastecer manzanas de viviendas unipersonales, tiene, por supuesto un altísimo costo que, en definitiva pagamos todos. Durante muchos años el concepto de construcción en altura, pareció, en esta ciudad, sinónimo de un pecado que traicionaba el origen mismo de La Plata. Pero, si es cierto que allá por 1882, los fundadores quisieron hacer de esta la urbe moderna que debía ser ejemplo, el mejor homenaje que se les puede realizar es, precisamente, correr a la velocidad de estos tiempos, y adecuarse a los cambios que el urbanismo del siglo XXI impone.
No es lo mismo, por caso, extender una red de agua, cloacas, gas, electricidad o fibra óptica para abastecer a los núcleos familiares que viven en un edificio, que llevar esos mismos servicios a la periferia.
Bienvenidos sean los proyectos para modernizar La Plata, pero sin olvidar la responsabilidad de los gobiernos que deben imponer el orden y la planificación que aseguren un crecimiento armónico. La ciudad, con edificios en altura, cambiará indudablemente su perfil. Pero ese perfil debe ir acompañado con criterios claros. De nada servirán los modernos edificios con los desagües urbanos del siglo XIX, los cableados del mitad del siglo XX y las redes de gas colapsadas.
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