Se resistió a un robo en El Mondongo y lo hirieron a culatazos frente a su familia
Edición Impresa | 4 de Julio de 2018 | 03:23

Un hombre que acababa de llegar a su casa de 68 y 121, el lunes a la tarde, fue sorprendido por un sujeto que lo abordó apenas bajó de su auto y lo abrazó como si lo conociera. Tan espontánea fue su actitud, que hasta la víctima, de 47 año, dudó por algunos instantes: creyó que se trataba de un compañero del gimnasio, según le confesó más tarde a su esposa.
Para su mala suerte, el sujeto era un delincuente, que, junto a dos cómplices, lo obligaron a entrar en el domicilio encañonándolo con un arma.
“PENSÓ QUE ERA UN CONOCIDO”
Según informó ayer a este diario María (49), esposa del damnificado, “mi marido pensó que era un compañero del gimnasio, pero cuando se dio cuenta de que lo estaba abrazando un asaltante, reaccionó”.
Recordó que hubo un breve forcejeo porque intentó “sacárselo de encima” y el asaltante que portaba el arma de fuego le aplicó varios culatazos en la cabeza.
Lastimado y en shock, el dueño de casa no tuvo más alternativa que ingresar en su finca junto con los delincuentes.
“Para colmo -lamentó María-- eran las 7 y media de la tarde, estaba todo oscuro, porque la luminaria de la esquina de casa está quemada hace rato y seguimos esperando que la vengan a cambiar, y en la calle no había ni un alma”.
Además de María, dentro de la vivienda estaban su hermano y su sobrina de 12 años.
Sin embargo, “al único que le pegaron fue a mi esposo, porque no le perdonaron que se haya resistido”, comentó.
Consultada sobre lo que se llevó la banda, la mujer detalló que escaparon con el sueldo que había cobrado su hija de 19 años (no especificó el monto), una notebook, celulares, ropa, zapatillas de otro de los hijos de la pareja y un automóvil Renault Sandero gris.
En el coche de la familia escaparon dos de los asaltantes, mientras que el restante, indicó María, “huyó en el Renault Sandero blanco en el que habían llegado”.
Las víctimas llamaron enseguida al 911, lo que posibilitó que después de un fuerte operativo cerrojo el coche de la familia fuera hallado abandonado en 64 y 120.
“Apareció intacto, no le sacaron nada ni tampoco lo chocaron”, citó María con Alivio, “lo único que faltaba era un par de anteojos que robaron de la guantera”.
“MI MARIDO LOS CORRIÓ”
En otro pasaje del diálogo que María mantuvo con este diario, reveló que “una vez que los asaltantes se fueron de casa, mi marido, pese a estar con la cabeza ensangrentada y muy dolorido, salió a la calle y los corrió”.
Fue sin medir riesgos, invadido por la bronca y la impotencia por el violento asalto en su propio domicilio.
Los Policías que fueron a cubrir la denuncia se encargaron de trasladarlo al hospital San Martín, donde los médicos le dieron nueve puntos de sutura en la cabeza, puntualizó la mujer. La banda permanece prófuga.
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