Juan Leyrado: “El pueblo no siempre tiene la razón, también se equivoca”

Protagonista de “Un enemigo del pueblo”, clásico de Henrik Ibsen que llega hoy al Coliseo en una versión contemporánea enfocada en los vínculos familiares, dice que tenemos que “salir del pensamiento heredado”

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MARÍA VIRGINIA BRUNO
vbruno@eldia.com

El mismo año en que se fundaba la Ciudad de La Plata, en Noruega, el dramaturgo y poeta Henrik Ibsen escribía “Un enemigo del pueblo” (1882), un texto polémico que todavía hoy, más de un siglo después, sigue interpelando al espectador, explorando en las tensiones propias de la democracia.

De la mano de este clásico, adaptado y dirigido por Lisandro Fiks, llegará esta noche al Coliseo Podestá Juan Leyrado (67), dándole vida al Dr. Thomas Stockmann, quien se anima a decir, con razón según el reconocido actor, que “el pueblo no siempre tiene razón” rechazando el popular axioma de que el pueblo nunca se equivoca.

“El pueblo está compuesto por seres humanos que cometen errores, seres que tiene ideas que cambian. Mi personaje dice que el pueblo no tiene un pensamiento propio, que la gente escucha cosas en la radio, en la tele y con eso, sin elaborar un pensamiento propio, va a votar sin tener una idea claramente de por qué. Él apunta más que nada a eso, y yo creo que tiene razón”, asegura, en diálogo con EL DIA, el popular intérprete.

Para Leyrado, “los pueblos cultos son más difíciles de manejar” y por eso mismo, advierte, es que “cada uno de nosotros tenemos que aprender a pensar”, tenemos que tratar de “salir del pensamiento heredado, del pensamiento que te introducen las circunstancias políticas, y con la experiencia y la vivencia de uno, y con la creatividad que todos tenemos, tienen que aparecen nuevas cosas”.

Reflexiona el actor en que “somos tantos los que habitamos este planeta, tenemos tantas cosas para probar, que es bueno ir modificando desde ahí y no repetir la fórmula que en el mundo no nos condujo a nada”. Ese, remarca el intérprete, es el mensaje con el que elige quedarse de este texto, aunque, reconoce, “cada espectador puede tomar lo que mejor le calce: es una obra clásica, en el sentido de que tiene un inicio, un desarrollo y un final claro, que nadie tiene que explicar qué se quiso decir”.

Adaptada del texto original, dejando de lado la firmada por Arthur Miller que ha dado origen a la mayoría de las versiones, esta puesta de Fiks, que está ambientada en el presente en un pueblito cercano a la Ciudad de Buenos Aires, presenta una reducción de personajes, y se anima a un cambio en uno de los principales, el ya mencionado Dr. Stockmann, a quien siempre se había pintado “como un personaje más justiciero, como que tenía la verdad de todo”.

“Tenemos que salir del pensamiento heredado, y aprender a pensar por nosotros mismos”

 

Eso, asegura Leyrado, fue uno de los puntos que más lo sedujo de este proyecto teatral que estrenó meses atrás en el Complejo Teatral San Martín, a donde regresó tras más de treinta años, y con el que acaba de comenzar una gira que terminará en Mar del Plata, durante el verano, donde harán temporada en el Teatro Provincial, con la misma escenografía y producción presentada en el Regio.

Otra cuestión destacable para él fue el abordaje que el director propuso, derivando en “una obra de teatro clara”, alejada de los “clásicos hechos como los clásicos de antes”. Se trata, define, de “una obra contemporánea con relaciones contemporáneas”.

En esta versión se hace mucho hincapié en el vínculo familiar.

La historia de “Un enemigo del pueblo” expone a dos personajes enfrentados. Dos hermanos a los que, al parecer, sólo los une un error genético. Ambos son personalidades de peso en su comunidad: uno es el médico y el otro el intendente. Cuando surge el conflicto, un inminente problema que afecta a la salud de todo el pueblo, ambos diseñan la solución de manera opuesta. El médico defiende su juramento hipocrático y sus principios, y el intendente defiende los intereses del pueblo que lo votó.

Dice Leyrado, en este sentido, que “los hermanos se pueden haber peleado por esto como por cualquier otra cosa. Y hay un entorno familiar que tiene mucha vigencia en el transcurso de la obra. Eso hace a la obra: no ponerla en un plano político, sino en un plano de la ciudadanía: qué es lo que piensa la gente del pueblo, cuando vota, cuando está en democracia. Hay un alegato de él solo en medio de la gente que, teniendo el poder que tiene en una democracia, no lo ejerce como lo tiene que ejercer”.

La obra, anticipa el actor, tiene un elemento propio característico y con peso propio. “Hay un momento en el que mi personaje hace una asamblea en el pueblo, y el pueblo es el público, en un teatro hecho colegio, con las luces encendidas, y hay una interacción con el público”. Asegura que es “maravilloso” ver las reacciones de los espectadores, que no son tratados como espectadores porque, en ese momento, se convierten “en actores de la obra, son los vecinos, a los cuales conozco, y de los que quiero conocer la opinión de lo que está pasando en el pueblo”.

Leyrado, que venía de protagonizar el unipersonal “El elogio de la risa”, escrito y dirigido por el platense Gastón Marioni, volvió a coincidir en esta obra, después de muchísimos años (más de 50), con Raúl Rizzo, quien hace de su hermano, el intendente, algo que vive como una satisfacción especial. Romina Fernández, Edgardo Moreira, Bruno Pedicone y Viviana Puerta completan el elenco.

Mientras se pone en la piel de Stockmann, Leyrado, en la intemperie, termina el rodaje de la segunda temporada de “Un gallo para Esculapio”. Está feliz con ese proyecto, según cuenta. En paralelo, espera el estreno de “La Caída”, miniserie que se verá próximamente por la TV Pública, con Julieta Díaz, Gabriel Corrado y Claudia Lapacó.

“Afortunadamente, tuve un año con mucho trabajo, y eso es para celebrar”, cierra Leyrado, que hoy está celebrando su cumpleaños, haciendo lo que más le gusta hacer: actuar.

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