Un equipo nuevo... pero con problemas viejos

Por eso la gente despidió a los futbolistas con silbidos. Otros en cambio optaron por la indiferencia. Los menos, le brindaron aplausos

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Por WALTER EPÍSCOPO
wepiscopo@eldia.com

Cómo explicar que ya en la 3º fecha, la tarde terminó con el mismo fastidio y una atmósfera como si fuesen 20 fechas de la Superliga. Todo lo malo vivido en los ciclos de Soso y Sava, parecen cicatrices que aún no cerraron, y lógicamente repercuten en este ciclo de Troglio que recién está empezando. Esto es el cielo o el infierno. Sin escalas.

Cuando el equipo gane (como pasó con Argentinos) habrá una dulce brisa de verano.

Cuando el equipo pierda, sobre los hombros de Pedro caerá el peso del hartazgo de la gente que quiere soluciones ya (es decir, buenos resultados), por que está cansada de ver a Gimnasia que no juegue a mucho. Y eso pasa desde hace bastante tiempo.

Y Troglio tiene razón cuando dice, “el fútbol es una gran mentira. Pocos dirán que Talleres no nos pateó al arco hasta los 15 minutos del segundo tiempo”, tiró ayer, agregando, “si cometíamos errores, pero la pelota entraba la situación era otra”. Y es así.

En el debut ante el Bicho hizo el gol, y no mucho más, pero ganó; frente al Taladro perdió por un penal dudoso, pero llegó más veces y se pudo haber quedado con algo.

El hincha fue al Bosque a ver una recuperación tras la derrota contra Banfield, una recuperación en el resultado y en el rendimiento. Pero no tuvo ninguna de las dos. El equipo aún no enamora, no contagia desde adentro de la cancha. Por eso ya en el primer tiempo y estando 0-0, se escuchó “hoy hay que ganar Basurero, hoy hay que ganar”.

Ya con el 1-0 parcial de la visita, el cántico pasó a ser “movete Gimnasia movete... que esta hinchada está loca, hoy no podemos perder”. No hubo forma de levantar a un equipo que se iba deshilachando. Con ganas solo, no alcanzó.

El Bosque guardará la bronca e impotencia varias semanas, por que ahora habrá dos salidas consecutivas (Tucumán y Paraná) con un receso por fecha FIFA en el medio.

Y la verdad irrefutable que si no pateás al arco, es muy dificil hacer un gol. Y que los tiros de esquina, hay que tratar de levantarlos, no pueden ir todos al primer palo y de arrastrón. “Si soy el central y me hacen correr 40 metros para ir al córner y lo tiran así, los mato”, decía un plateísta que peinaba canas. Los córner fueron un calvario. Ni Ayala. Ni el Mono Gómez. Ni Melo, levantaron la pelota a 20 centímetros del piso.

El infaltable y recordado Toscano Roselli, se pasaba una mano por la cabeza desesperado en la platea y miraba la hora.

La soleada, pero muy fresquísima tarde en 60 y 118 que había empezado con las lindas voces de cuatro niños dando las formaciones por la voz del estadio (como homenaje por el “Día del Niño”), fue uno de los pocos momentos distendidos para el público.

El atardecer del Bosque cuando caían las primeras sombras y los tres puntos se iban para Córdoba, como una especie de “déjá vu”, el escenario fue muy parecido a aquel que cansó al hincha en marzo pasado en una durísima derrota con Argentinos Juniors en tiempos del Colorado Sava.

Los silbidos se expandieron por todo el estadio mostrando la reprobación. Y ahí como un cóctel explosivo confluye todo: enojo por la derrota (la segunda consecutiva); el alto valor de las entradas en tiempos donde la realidad económica no ayuda, pero la gente hace un gran esfuerzo y va; y la búsqueda de responsables. Que los dirigentes. Que los jugadores (los viejos y los nuevos). Algunos contra el alambrado reclamando al técnico cambios para lo que viene.

Lejos de ser un escenario fatal o tremendista, el hincha se fue ayer del Bosque muy preocupado. Distracciones que cuestan goles en el arco propio. Y pocas chances de gol en el arco rival. Y cuando se falla en las dos áreas, suele ser fatal. Ahí se definen las cosas. Y esto es una verdad, como lo que dice Troglio, que “el fútbol es una gran mentira”. Lo es, por que está todo inventado. Muchas veces las excusas de los protagonistas, y la de los periodistas para fundamentar si se gana, empata o pierde, también.

 

 

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