A Gimnasia las derrotas le pesan cada vez más y crece la mirada crítica sobre la pobreza de su juego
Edición Impresa | 27 de Agosto de 2018 | 02:21

Por MARTÍN MENDINUETA
@firmamendinueta
Semanas atrás, con una atmósfera mucho más calma, se debatía sobre el verdadero valor de ganar mostrando un nivel de rendimiento que no convence. Ahora, en cambio, las opiniones van, casi todas, en la misma dirección: Gimnasia juega mal y así será muy difícil que pueda volver al triunfo.
Lo que mostró ante Talleres fue chato, aburrido, escaso de relieve técnico y terminó arrastrándolo al pasillo más oscuro en lo que va del semestre. No haber despertado siquiera la expectativa concreta de que iba a poder terminar empatando el partido ante Talleres, vació de emociones lindas el final de la tarde de sus hinchas. La gente se fue del estadio más desanimada que enojada. En el momento de volver a casa se instaló el primer y violento brote de preocupación generalizada.
El golpe fue duro no porque los cordobeses hayan sido una maravilla estableciendo diferencias insalvables. Nada de ello, lo fue por haber visto en acción a un “Lobo” casi sin recursos para sembrar optimismo.
Los cordobeses estuvieron muy lejos de redondear una gran actuación, pero Gimnasia jugó peor. De mita de cancha hacia adelante, el dueño de casa no tuvo un solo rendimiento satisfactorio. Hasta Rinaudo quedó preso del concierto de pases errados y desprolijidades técnicas. Víctor Ayala, Lorenzo Faravelli y Santiago Rosales no fueron capaces de generar ninguna sociedad creativa que valiera la pena. El último de los citados estuvo varios minutos de más en la cancha. Alguno de los tres cambios debió ser por Rosales. No le salió bien ni una jugada.
POCO PROBABLE QUE TROGLIO DEJE A LOS ONCE
Casi inmediatamente después de la caída ante Banfield, Pedro Troglio ratificó la confianza de los que habían sido titulares. Los bancó. Fue un respaldo público y notorio que no trajo el efecto esperado. El equipo no sólo no mejoró, sino que además retrocedió en su eficacia. Llamaría bastante la atención que esta semana el técnico hiciera lo mismo.
Gimnasia no tiene en el campo un conductor que lo guíe. Rinaudo va para adelante como puede y con lo que tiene, pero está lejos de poder convertirse en quien marque los tiempos y haga jugar al resto. Faravelli es muy voluntarioso y punto. Ayala empezó a manejar mal lo mejor que tiene que es la ejecución de la pelota detenida. Gómez corre e intenta con sano criterio y no debiera haber reproches para un pibe que tiene buena proyección. Rosales está mal. Y Santiago Silva pelea, ayuda, motiva y colabora dando una mano cuando el contrario tiene la pelota. El tema es que solamente en esa faceta radican los elogios para el “nueve” del equipo.
Algo tiene que cambiar para el próximo partido. Si el rival de turno no se equivoca, Gimnasia fracasa sistemáticamente en gestar situaciones propicias para llegar al gol. Un par de titulares están para salir, pero qué nivel tienen los hombres de recambio. Gimnasia ha ingresado en un cuadro de situación que inquieta. Ayala, Rosales y Faravelli están para dejar la formación base, pero ¿quién pide cancha? ¿Hay un recambio acorde a las necesidades que marca la coyuntura?
NO TODO ES UNA GRAN MENTIRA
Después del partido, Pedro Troglio brindó declaraciones sobre el trámite del partido y también soltó una sentencia fuerte: “Creo que en el fútbol todo es una mentira”. Seguramente fastidioso con la situación, el entrenador pareció referirse a que el resultado final condiciona las explicaciones de los partidos y que los discursos públicos se acomodan de acuerdo al final de cada historia. Puede ser que tenga parte de razón. El fútbol da para mucha sanata. Es terreno fértil para las más variadas interpretaciones. Pero no todo lo que él pueda decir carece de validez porque le tocó perder. Es cierto que el resultado final contamina algunas miradas, aunque hay una que alcanzó la estatura de un diagnóstico coincidente para muchos y no nació precisamente el último sábado: Gimnasia, que le ganó a Sportivo Belgrano de San Francisco, Córdoba, a Olimpo de Bahía Blanca, a Argentinos Juniors y que después cayó ante Bánfield y Talleres, viene mostrando un juego muy pobre, especialmente de mitad de cancha hacia adelante.
Cada uno podrá darle la intencionalidad y la explicación que considere conveniente a este juicio de valor, pero la mirada no es difusa. Al contrario, es nítida. Gimnasia está jugando mal.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE