El diario del buen observador
Edición Impresa | 5 de Agosto de 2018 | 08:11

Por SANTIAGO MARELLI
Un hombre que es todo oídos, que escucha con los ojos y para quien toda ciudad está hecha de palabras y voces. Así es el escritor español Antonio Muñoz Molina -Premio Príncipe de Asturias, Premio Planeta y dos veces Premio Nacional-. “Un andar solitario entre la gente”, su último libro -a caballo entre la novela y la autobiografía-, es un viaje tras las huellas de su ADN como escritor, la persecución de los rastros dejados en Estados Unidos, Londres y París por Edgard Allan Poe, Baudelaire, Thomas de Quincey y Walter Benjamin –cuatro nombre fundamentales que contribuyeron en el súbito despertar del autor a la realidad inmediata del mundo y de la literatura-. Quiere descubrir la historia que hay detrás de cada uno de ellos, para, en cierta forma, aprenderlo todo sobre sí mismo. Escritores que, como el propio Muñoz Molina, siempre estuvieron en movimiento con una pulsión trashumante alimentada por la curiosidad, el hambre o la persecución política.
En la prosa del español el tiempo deja de transcurrir. Tiempo y espacio se dilatan como en los sueños del opio del que eran habitués Poe, Baudelaire y de Quincey, y vemos, con extraordinaria precisión, a esos escritores caminar por las calles de estos tiempos como en el interior de un sueño, relatado con pasión y avidez como el biógrafo impaciente de lo que todavía está sucediendo.
El libro no se limita a esos grandes nombres de la literatura. Muñoz Molina sale a la calle dispuesto a leer la ciudad hasta en los pliegues más secretos, seguro de que está tatuada de innumerables historias que esperan ser descubiertas y contadas. Allí donde parece que no hay nada, en sitios desacreditados y olvidados por la rutina, el buen observador siempre puede encontrar algo digno de ser compartido. Quien va alerta, atento a lo que hay de inesperado y de súbito, puede tener como premio la aparición de la belleza: voces de niños a los que se les permite no haberse ido a dormir en una noche de verano; un gato que elige cada adoquín que va a pisar como si temiera aplastar cáscaras de huevo esparcidas por la calle; o descubrir en la mezcla del café y la leche un misterio de orden eucarístico.
Todo lo consigna con la conciencia melancólica de la fragilidad y la brevedad de la vida. El inmenso talento de Muñoz Molina radica en contar la vida con una armonía y sencillez inapelables. Vale la pena acompañarlo en sus andares solitarios entre la gente.
ANTONIO MUÑOZ MOLINA
Editorial: Seix Barral
Páginas: 496
Precio: $ 499
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