Cómo elegir las gafas de sol

La intensidad de la luz solar convierte en indispensable a este accesorio para proteger la vista. Sin embargo, su elección por motivos estéticos no siempre es la adecuada

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Las gafas de sol son imprescindibles durante todo el año, no sólo en verano. No obstante, ahora que empieza la primavera pasamos más tiempo en el exterior y nuestros ojos están más expuestos a daños.

Los especialistas dan una serie de consejos para protegerse de los perjuicios ocasionados por los rayos ultravioleta. Las gafas de sol son fundamentales para defender los ojos de esta radiación, pero si en el momento de elegirlas y comprarlas no se tienen en cuenta todos los requisitos, se puede terminar sufriendo patologías oculares importantes.

Requisitos

Además de motivos estéticos, las gafas deben cumplir con diferentes leyes y homologaciones:

El distintivo es una marca de cada país necesaria para la distribución de las gafas de sol que asegura que el artículo cumple con los requisitos legales exigidos.

Identificación, nombre y dirección del fabricante, categoría de filtro de las gafas, información sobre la limpieza y país de origen del producto.

Identificación ISO 1836:1997.

Grado de protección que ofrece contra la radiación ultravioleta (UV).

Protección

Las gafas de sol actúan como filtro ante la radiación solar. A la hora de comprarlas, su elección debe ir en función del uso al que van destinadas de acuerdo a la siguiente clasificación.

Categoría 0: deja pasar entre un 81 y un 100% de la luz. Su función puramente estética. Sólo son recomendables en días completamente nublados o en interiores.

Categoría 1: deja pasar entre un 44 y un 80% de la luz. Su uso es recomendado cuando la luz es de intensidad baja.

Categoría 2: deja pasar entre un 19 y un 43% de la luz. Están recomendadas para cuando la intensidad de la luz es media.

Categoría 3: dejan pasar entre un 8 y un 18% de la luz. Son recomendadas para cuando la intensidad solar es alta, sobre todo en la playa y en la montaña.

Categoría 4: deja pasar entre un 4 y un 7% de la luz. Se recomiendan cuando la intensidad de la luz es extrema, como en alta montaña.

Las de categoría 0 también se pueden usar durante la conducción nocturna, a diferencia de las categorías 1, 2 y 3 que solo pueden usarse cuando se conduce de día. Las gafas con filtro de categoría 4 quedan prohibidas para conducir.

Rayos ultravioleta

Mucha gente confunde las categorías anteriores (protección contra la luz solar) con el nivel de protección que ofrece la gafa contra los rayos ultravioleta. Además, también piensan que las gafas más oscuras protegen mejor que otras con cristales de color más claro. Las dos ideas están equivocadas.

Todas las gafas de sol tienen que garantizar la protección ante los rayos UV, sean del color que sean. Es preferible escoger el que altere menos la percepción de colores del entorno, pero siempre priorizando la protección contra la luz solar y la protección UV.

Los rayos ultravioletas se dividen en 3 categorías. Los rayos UVC son absorbidos por la capa de ozono.

Los UVB son de alcance medio, responsables de las quemaduras que se pueden sufrir durante el verano. Se los vincula como posible detonante de la catarata.

Y por último, los UVA son de largo alcance y tienen la capacidad de pasar a través de la córnea y llegar hasta la retina. Además de poder provocar cataratas, algunos estudios también los relacionan con la degeneración macular.

Todos estos rayos están por debajo de los 400 nanómetros, que es el límite donde empieza la luz visible. Por este motivo existe el filtro UV400 que asegura una alta protección ante los rayos ultravioletas. En caso de adquirir unas gafas de sol sin ninguna protección UV, la pupila se dilatará para captar más luz y ver mejor, y los rayos ultravioletas (UVC, UVB y UVA) pasarán directos a todas las zonas del ojo (pupila, cristalino, retina…).

Los especialistas advierten que la garantía de protección ante los rayos UV sélo la pueden dar profesionales del sector a la hora de comprar el producto.

Utilizar unas gafas sin la adecuada protección contra rayos ultravioleta podría tener importantes consecuencias oculares, como queratitis, cataratas o degeneración macular.

Asimismo, insisten en desmentir el vínculo entre el color de la lente y la protección contra los rayos ultravioleta.

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