La Palma, un destino privilegiado del astroturismo en Europa

La nitidez del cielo, libre de turbulencias, sólo es comparable a la de lugares tan lejanos como Chile o Hawai

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Por Carola Frentzen (dpa)

SANTA CRUZ DE LA PALMA (dpa). El camino sube de forma empinada. Cuando el coche pasa junto a peñas escarpadas de color rojo en dirección al Roque de los Muchachos, aparecen objetos extraños. Bolas blancas y plateadas junto a construcciones de acero con gigantescos espejos. El aire está cristalino, el cielo resplandece con un color azul oscuro. Para los astrónomos y los observadores de estrellas apenas existe otro lugar tan interesante en Europa como las islas Canarias, especialmente Tenerife y su pequeña hermana, La Palma. “Aquí, la capa de nubes se forma a una altura de entre 700 y 1.500 metros, lo que tiene que ver con los alisios, que soplan desde el noreste”, explica la astrónoma Elena Nordio. Generalmente, las nubes no logran pasar sobre la Cumbre, un macizo montañoso que atraviesa la isla. En el punto más alto de la montaña, el Roque de los Muchachos, situado a una altura de 2.426 metros, las nubes están muy abajo, como un gigantesco campo de nieve.

Aquí, la nitidez del cielo, libre de turbulencias, solo es comparable a la de lugares tan lejanos como Chile o Hawái. Además, hay muy pocas industrias y tampoco una gran ciudad, por lo que la contaminación del aire es escasa. No es de extrañar, por tanto, que el Roque de los Muchachos fue elegido como lugar para instalar “una de las flotas de telescopios más amplias en todo el mundo”, como señala la página web del observatorio. Pegados unos a otros, los imponentes telescopios fueron construidos y son operados por expertos de muchos países que exploran planetas lejanos, agujeros negros, supernovas y otros fenómenos celestes. Los telescopios de rayos gamma se asemejan a gigantescas antenas parabólicas. Actualmente se está construyendo el prototipo de una nueva generación de los denominados telescopios Cherenkov. El prototipo forma parte del observatorio CTA. Tiene un diámetro de 23 metros y los espejos abarcan una superficie de unos 390 metros cuadrados. Los investigadores esperan que la instalación les permita explorar fenómenos como explosiones gigantescas y colisiones entre estrellas y otros cuerpos celestes. La principal atracción actual es el Gran Telescopio Canarias (GTC). Con un diámetro de 10,4 metros, es el telescopio óptico infrarrojo más grande del mundo. Sin embargo, el GTC perderá este récord en el futuro cercano, ya que en el desierto de Atacama, en Chile, se está construyendo el Extremely Large Telescope (ELT) con un espejo primario de nada menos que 39 metros y cuya inauguración está prevista para 2024. Los investigadores analizan aquí datos que el telescopio les suministra por la noche. Cuando oscurece, la bola plateada se abre como una garganta. “Es como si se abriera una ventana al Universo”, susurra una visitante. Para tener una idea de la capacidad de observación del telescopio, Elena Nordio traza el siguiente símil: “Desde aquí se podría ver la luz de una sola vela en Nueva York”.

 

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