Javier Malosetti: “El jazz se conserva genuino, todavía no llegó al ‘Bailando’”

Con La Colonia, su nuevo grupo, el músico vuelve a La Plata, una “ciudad ‘pulenta’, de mucho arte y mucha juventud, con público que siempre está en tema”, y en donde tocar le resulta aún más placentero

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María Virginia Bruno

vbruno@eldia.com

A un año de su última visita, en ese entonces de la mano del 4tet, Javier Malosetti, el hombre de los mil y un proyectos, vuelve esta noche a La Plata comandando ahora el grupo La Colonia, con el que está a punto de lanzar un nuevo disco.

Milton Amadeo (teclados), Ezequiel Cantero (guitarra, bajo y voz) y Tomás Sainz (batería) acompañan a Malosetti (bajo, guitarra y voz) en esta travesía artística que fusiona distintas músicas de origen afroamericano como el soul, el jazz y el blues, haciendo especial foco en el ritmo, más allá de las habituales armonizaciones complejas que usualmente que ofrece el jazz.

En la cita platense, que será desde las 21 en el Teatro Bar, Malosetti y compañía interpretarán un material “bastante amasado” tras varios meses de rotación, con muchas de las piezas que serán parte del nuevo material , y otras de producciones anteriores.

Según aseguró el músico y compositor en diálogo con EL DIA, en la velada tampoco faltarán “homenajes a algunos artistas que nos gustan, de la música de mundo y de Argentina también”, adelantando que habrá “alguna musiquita de Luis”, en relación a Spinetta, claro, de cuyo grupo fue miembro estable y con quien grabó discos como “Don Lucero”, “Exactas” y “Pelusón of Milk”.

“Luis siempre me acompaña, siempre está presente”, dice sobre El Flaco, a quien celebró en enero pasado, con un concierto dirigido por él que se realizó en el Konex, y que incluyó la participación de destacadas figuras de la música nacional, al cumplirse 68 años de su nacimiento, y que llamó “El Marcapiel”.

De todos modos, aclara, “la improvisación es el eje central del show” y se escapa de la lista de temas sobre todo cuando el marco lo propicia. Encantado está Malosetti de volver a la sala de 43 entre 7 y 8, “una caserón impresionante”, con sus recovecos y sus materiales nobles, que hacen crecer en el escenario esa energía fácil de propagar. En este sentido, destaca el bajista, La Plata se presenta ideal, “una ciudad muy ‘pulenta’, con mucho arte, mucha juventud estudiosa que se copa con la música, un público preparado que siempre está en tema cuando vas a tocar”.

VOLVER A SU esencia

Entre 2016 y 2017, Malosetti formó junto a la actriz Inés Estévez (su pareja por ese entonces) un grupo con el que giró interpretando standards de jazz, canciones francesas y reversiones de populares temas de diversos géneros, en el que cantaba y tocaba la guitarra. “Nada que ver con lo que estoy haciendo ahora, era otra cosa. Imaginate que andaba en traje en esa época”, se ríe el bajista, y tira que “uno va cambiando”: ahora volvió a las camisas a cuadros y a los cómodos jeans.

A pesar de haber dejado atrás aquella experiencia y aquel amor, no duda en calificar a ese proyecto como “muy enriquecedor” y se enorgullece en lo que vino después, no tanto para él sino para la intérprete devenida en vocalista que comenzó a cantar empujada por él. “Mi alejamiento personal con Inés no impidió que ella siguiese con el proyecto, inclusive con los mismos músicos que nos acompañaban. Me copa haberle dejado andando algo re bueno para desnudar como es la música, y que nunca la había desarrollado”, sostiene, y se lo escucha sincero, sin intenciones de querer quedar bien.

“¿A quién le gustan las casillas?”, reflexiona el músico que también ha tocado con Dino Saluzzi, Lito Vitale, Jaime Ross y Baby López Furst, sobre esa faceta que lo hace estar en movimiento permanente, armando y desarmando proyectos, moviéndose en paralelo.

“Hay tanta música para escuchar, para disfrutar, que es una locura encerrarse en una sola cosa”, sostiene el artista aunque clara que siempre sus abordajes son “con respeto, por los estilos y por los puristas también, ‘permiso, voy a tomar esto’, ‘permiso, usted también, voy a tomar esto otro’, y después le ponemos una bata de otra cosa, y eso es lo más lindo de la música: La multiplicidad de generaciones, estilos, etnias, ritmos”, todo disponible para usar.

De los estilos más elementales, asegura, “no tomaría nada”, porque dice que su cabeza “está en otro lado”. “Las cosas muy básicas, con pocos beats, ya no me divierten, tienen que tener un poquito de pimienta de algún modo, o en la armonía, en el ritmo o en lo que se canta arriba. Si es todo elemental, me corro”, advierte.

Confiesa que, tras haber escuchado más de “700 millones de discos” y “con una Windows 95 que está que explota” de temas, álbumes y colecciones y colecciones y más colecciones, en este presente cada vez escucha menos música porque prefiere despuntar el vicio tocando o componiendo. Tiene sus motivos, igual.

“Habiendo escuchado lo que pasó el siglo pasado, ya es suficiente. Ya con eso estamos cubiertos por todos lados”, tira Malosetti, que ve con buenos ojos la escena del jazz nacional y se muestra conservador: “Es música que sigue estando en pocas manos, si bien goza de más auspicios y hay festivales y vienen muchos músicos internacionales a tocar, sigue siendo una cosa de culto. Es más lado B. Y eso lo conserva siempre genuino. No lo agarraron las manos más sucias, que después quizás lo enchastran. No llegó al Bailando, cuando llegue al Bailando cagamos”, se sincera, con brutalidad.

Hijo de un exquisito músico de jazz, Walter Malosetti, de quien asegura haber heredado la pasión artística, Javier mamó de chico el universo del jazzero, con la bata primero y con el bajo después, aunque, cultor de lo aleatorio y lo contingente, no cree que lo haya elegido alguna vez.

“No sé si alguna vez elegí al jazz, no sé si fue una elección. Yo seguí ahí, con lo que había disponible. Nunca quise ser músico. Pasó la vida y acá estoy, con el bajo colgado. Cuando quise pensarlo ya estaba en el baile, y había que bailar”.

“No sé si alguna vez elegí al jazz. Yo seguí ahí, con lo que había disponible. Nunca dije quise ser músico. Pasó la vida y acá estoy, con el bajo colgado ”

 

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