Masaje facial kobido: el lifting japonés reafirmante

Significa “antiguo camino de la belleza”. La leyenda dice que durante siglos fue una de las terapias favoritas de las emperatrices japonesas que lucían como porcelanas

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Se cree que el masaje kobido nació en el Japón guerrero. Los samuráis, al parecer, se daban masajes en la cara para calmar la mente después de arduas batallas y potenciar su fuerza interior.

Sin embargo, una emperatriz notó que este tratamiento producía una apariencia luminosa y que, además, calmaba los dolores de cabeza. La soberana se llevó la idea a la casa imperial y a partir de entonces se puso de moda entre los miembros de la realeza.

El Shiatsu es un tratamiento de origen japonés que consiste en presionar con los dedos determinados puntos del cuerpo para mantener la salud o aliviar algunas dolencias específicas.

Una de las principales características del shiatsu es que actúa sobre los mismos puntos de la acupuntura, pero únicamente con las manos: las agujas nunca participan en las sesiones.

La clave de esta técnica está en la preparación de quienes lo practican, porque deben ser capaces de determinar la presión exacta que deben poner sobre cada punto para conseguir resultados. Es crucial entender la ubicación y la profundidad. Lo mismo ocurre con el kobido.

En el masaje kobido sólo con las manos y con métodos de masaje profundo y preciso, que trabajan la musculatura, y una variedad de movimientos superficiales se consigue frenar el envejecimiento, mejorar la oxigenación y nutrición de las células de la piel, activar, iluminar y tonificar.

Las cuatro fases

Cada institución tiene su forma de hacer un masaje, pero hay una que implica cuatro fases que se inicia con un trabajo en las vértebras cervicales que suaviza la musculatura y facilita la circulación hacia la zona superior del cuerpo.

Luego siguen los siguientes momentos.

Limpieza y drenaje: en esta primera parte, el masajista comienza una breve sesión de shiatsu en el rostro para preparar las zonas que va a trabajar. Después, inicia el drenaje: presiona la piel y la arrastra hasta puntos concretos para eliminar las toxinas.

Estiramiento e iluminación: en esta fase, aplica productos no cosméticos (como el aceite de semillas de uva) para facilitar los movimientos de fricción y deslizamiento lo que contribuye a elevar la piel de la cara y recuperar su luminosidad. Esta parte es ideal para disimular las arrugas y las bolsas que salen debajo de los ojos.

El Shiatsu consiste en presionar con los dedos unos puntos del cuerpo para mantener la salud

 

Lifting japonés: esta etapa se produce cuando aumenta la velocidad de los movimientos sin producir dolor. El masaje se hace a toda velocidad, pero con cariño. Si una persona siente tras una sesión como si le hubieran dado una paliza es porque su terapeuta no sabe lo que está haciendo. Esto no debe causar dolor. Las manos funcionan como máquinas sobre el rostro, sin ejercer una presión excesiva, para oxigenar y suavizar los surcos.

Final antiestrés: la fase final hace un regreso al shiatsu, pero para presionar los puntos de acupuntura que sirven para combatir el estrés. Si el paciente tiene una dolencia que pueda aliviarse con el kobido, como un dolor en el cuello por tensión acumulada, el masajista se concentrará en esa zona. La idea es mejorar la imagen y beneficiar la salud al mismo tiempo.

El efecto lifting

Que el antiguo camino de la belleza reciba hoy el apodo de una técnica de la medicina moderna no es casualidad. Al masaje kobido le dicen ‘lifting sin cortar’ porque produce un efecto de estiramiento en la cara cuyos resultados mejoran cuando se traza un plan de sesiones frecuentes.

La velocidad es esencial. Se manejan varias velocidades, unas lentas y otras rápidas, para activar la circulación, destruir las células muertas y promover la producción de elastina y colágeno.

Por eso, el masaje kobido habitual ayuda a alisar las arrugas, dependiendo del tipo de piel y de la profundidad de las arrugas, y tiene un efecto rejuvenecedor que se nota desde la primera sesión, con la elevación y firmeza de la piel, y se potencia a medio y largo plazo. El resultado es un semblante más sereno.

Otros beneficios

El masaje kobido también es una herramienta complementaria para cualquier esteticista y profesional del bienestar.

Aunque muchos pacientes acuden porque quieren verse mejor, reconocen rápidamente los otros beneficios del masaje kobido:

Combate el estrés, alivia las migrañas o los dolores de cabeza comunes, evita la rigidez facial, mejora la circulación, disminuye algunos problemas en el sistema digestivo como el estreñimiento, reduce los efectos del bruxismo y favorece la vista por el estímulo en las zonas cercanas a los ojos.

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