Golpe de timón del presidente de Ecuador para frenar la crisis
Edición Impresa | 14 de Octubre de 2019 | 02:09

QUITO
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, y el movimiento indígena alcanzaron -al cierre de esta edición- un acuerdo para poner fin a las protestas que estallaron hace 12 días, tras la decisión del gobierno de derogar el decreto que eliminaba subsidios a los combustibles.
“Con este acuerdo se terminan las movilizaciones y medidas de hecho en todo el Ecuador y nos comprometemos de manera conjunta a restablecer la paz en el país”, señala el acuerdo leído por Arnaud Peral, representante en Ecuador de la ONU, que medió en la crisis junto a la Iglesia católica.
Jaime Vargas, titular de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), que lideró las manifestaciones, confirmó que “se levanta la medida de hecho en cada uno de nuestros territorios”.
El descontento social se desató el 2 de octubre a raíz de la eliminación de subsidios a combustibles mediante un decreto presidencial.
Las manifestaciones contra esa medida, que generó alzas de hasta 123%, dejan siete muertos, 1.340 heridos y 1.152 detenidos según la Defensoría del Pueblo.
Tras una negociación directa entre Moreno y Vargas, que duró unas cuatro horas en Quito, Peral dijo que se “deja sin efecto el decreto 883” que determinaba la supresión de subsidios, desencadenando aplausos de los delegados aborígenes.
Añadió que una comisión de ambas partes elaborará un nuevo decreto sobre el tema, también con la mediación de la ONU y la Iglesia católica.
“Se ha dejado sin efecto el decreto 883 y eso es para todo el país. ¡Viva el Ecuador! ¡Viva la paz!”, manifestó a su vez Vargas.
Frente a las protestas, el gobierno decretó el estado de excepción el 3 de octubre para que las Fuerzas Armadas intentaran restablecer el orden.
Tras violentos disturbios del sábado en la capital ecuatoriana, Moreno también ordenó el mismo día el toque de queda y la militarización de la convulsionada ciudad.
EL CONFLICTO
Las protestas, con cortes de rutas y huelgas, comenzaron el pasado 3 de octubre contra las medidas de austeridad económicas adoptadas por el Gobierno, especialmente la eliminación de los subsidios a los combustibles, como parte de las condiciones puestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instituciones para otorgar un crédito de 10.000 millones de dólares.
Ante el descontento expresado en las calles, el gobierno decretó el estado de excepción el 3 de octubre para que las Fuerzas Armadas intenten restablecer el orden.
Tras violentos disturbios ocurridos el sábado en Quito, Moreno también ordenó el mismo día el toque de queda y la militarización de la convulsionada ciudad.
Los indígenas, que representan el 25% de los 17,3 millones de ecuatorianos, son el sector más castigado por la pobreza y principalmente trabajan en el campo. Con la liberación de los precios de los combustibles, debían pagar más para transportar sus productos al tiempo que temen una inflación generalizada.
En este marco, la capital ecuatoriana empezó a sufrir escasez de víveres y productos básicos debido a los bloqueos en sus rutas y al toque de queda que forzó a los supermercados y comercios a permanecer cerrados porque sus empleados no pudieron ir a trabajar.
Por su parte, el papa Francisco hizo ayer un llamado a la paz en Ecuador. “Comparto el dolor por los muertos, heridos y desaparecidos. Aliento los esfuerzos por la paz social, con especial atención a las personas más vulnerables”, dijo el líder católico, en el marco del Sínodo sobre la Amazonia en el Vaticano. (AFP y EFE)
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