Gestos entre Vidal y la UCR: una foto compartida y acto partidario en La Plata

La Gobernadora busca limar asperezas con los radicales. Una estrategia pensando en la elección pero también en el futuro escenario político 

JOSE PICÓN

jpicon@eldia.com

Para las Primarias del 11 de agosto, María Eugenia Vidal y su equipo de campaña consideraron que la mejor manera de potenciar su candidatura frente a la parada brava que le planteaba el peronismo unido, era que la imagen de la Gobernadora monopolizara la boleta del oficialismo. La idea era que la figura de la mandataria sobresaliera del resto de los candidatos y de esa forma, inducir a los bonaerenses a inclinarse por el tramo de la papeleta correspondiente a la Gobernación.

La estrategia no resultó. O al menos, tuvo un efecto más bien módico. Vidal fue derrotada ampliamente por Axel Kicillof por una diferencia de 18 puntos, aún cuando obtuvo un porcentaje mayor que el tramo presidencial con Mauricio Macri a la cabeza.

Aquella decisión generó malestar en el radicalismo. Nadie lo hizo público, pero en el centenario partido se consideró como un destrato el hecho de que Daniel Salvador no estuviera en la boleta en su rol de compañero de fórmula. Todos los frentes que participaron en las Paso imprimieron la imagen de los binomios tanto presidencial como provincial. La excepción fue Juntos por el Cambio.

Los radicales tragaron saliva, acaso, porque no les fue mal en el reparto de espacios legislativos. Pero tras el revés de las Paso, Vidal parece dispuesta a limar asperezas con la UCR no sólo con la mira puesta en el domingo 27: también, pensando en el futuro, acaso, desde la vereda de la oposición.

Uno de los primeros gestos de la Gobernadora fue dar marcha atrás con la exclusión de Salvador. La boleta de Juntos por el Cambio para la elección general, en el tramo de la Gobernación, incluirá la foto del vicegobernador.
La señal fue leída en la UCR como un reconocimiento del PRO. Pero también, como una decisión empujada por las necesidades políticas de la Gobernadora.

Vidal, más allá de que sigue dando la pelea por conservar su cargo, también piensa en el posmacrismo. Y ese esquema que imaginan en la Gobernación y que se va construyendo de a poco para terminar de hacer pie luego del 10 de diciembre, incluye a los radicales.

La Gobernadora viene anticipando que sea cual fuere el resultado electoral, seguirá haciendo política en la Provincia. Si le toca comandar la oposición, cuanto más abigarrado sea su armado más poder de fuego y negociación tendrá frente al peronismo kirchnerista.

Vidal está dispuesta a hacer otros gestos que concretará la semana próxima. El miércoles, en La Plata, habrá una reunión de la máxima conducción del radicalismo bonaerense a la que asistirán además legisladores e intendentes. La mandataria estará presente en ese encuentro.

Para el radicalismo que encabeza Salvador, esa reunión tiene un mensaje adicional. Implica marcarle la cancha a sectores díscolos del partido que en las últimas semanas coquetearon con el candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández. “La abrumadora mayoría del partido está acá. Habría que preguntarles a Alfonsín, Storani y Casella dónde están ellos”, decían en el Comité Provincia de la UCR.

Claro que no todo es un lecho de rosas en la relación entre Vidal y la UCR. Más aún, luego de que los radicales sientan que han vuelto a estar empoderados tras la victoria en Mendoza. Si bien no descartan articular más allá de diciembre con el PRO, prevén una relación distinta. “Nos van a tener que escuchar”, anticipan en el centenario partido.

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