Cambios con impactos que exceden el nuevo perfil de gestión

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Por CARLOS BAROLO

Intrigas y pujas por el poder. Pero también, la posibilidad de arribos foráneos y movimientos que empiezan a generar cierta incomodidad en el equipo de gobierno. Julio Garro está, en medio de ese clima plagado de tironeos, en plena etapa de reorganización de su gabinete para el inicio de su segundo mandato, en un contexto político que genera el interrogante de la convivencia que podrá articular el Intendente con un gobierno provincial de otro partido.

Es una rareza para la Ciudad. Hay que remontarse hasta el período 1987-1991 para encontrar una gestión municipal con signo político distinto a la bonaerense. Se verá cómo hará Garro para surfear ese escenario que tiene un interrogante adicional: el que representa la futura gestión de Axel Kicillof y la relación que mantendrá con la oposición.

El Intendente empieza a adecuar su equipo para la nueva etapa en la que quiere hacer eje en el trabajo y la producción. También, en la llegada de inversiones. Dio los primeros pasos con el desdoblamiento de las secretarías de Obras Públicas y Seguridad. No serán los únicos. Se habla de salidas de algunos funcionarios y algún que otro concejal que podría retornar al Ejecutivo.

Hay otra novedad: la llegada de algunas piezas del equipo de María Eugenia Vidal. Se comenta que Garro habló del tema con algunos ministros. Uno de ellos fue el titular de Educación, Adolfo Sánchez Zinny. Producto de ese diálogo se robusteció la versión de que Ignacio Sanguinetti, subsecretario de Recursos Humanos de la cartera educativa podría sumarse al equipo municipal.

Sanguinetti iría al área de Cultura y Educación hoy a cargo de Gustavo Silva. Hay quienes cuentan que, casi como un anticipo de final de ciclo, Silva no habría participado de la organización del tradicional festejo del 19 de Noviembre.

No sería el único refuerzo provincial. Ya se habla de que llegarían funcionarios de Producción y Obras Públicas. ¿Será un deseo de Garro o un pedido de contención política de parte de Vidal?

Aparecen además los movimientos de los aliados, que no sólo tienen que ver con la intención de ampliar su inserción en el equipo de gobierno sino también con marcar alguna diferencia con el supuesto perfil ideológico que podría llegar a cobrar el gabinete.

Habría que anotar en ese camino al radicalismo. La difusión de la supuesta idea de Garro de “peronizar” su gobierno como forma de reconocer el aporte de algunos sectores del PJ a su triunfo electoral, genera cierta resistencia en la UCR. “¿Peronizar?”, se preguntan en el centenario partido con tono de crítica. “A los peronistas que están con nosotros Kicillof los considera traidores. ¿Cómo vamos a negociar así con la Provincia?”, añaden con cierto tono de lógica.

Los radicales, además de conservar las tres secretarías que controlan y sus espacios en el Concejo Deliberante, pretenden desembarcar en la Jefatura de Gabinete, hoy vacante. Esa aspiración anota algún que otro mensaje hacia adentro del oficialismo: implica, por lo menos, poner en tela de juicio la pericia para esas lides del secretario general, Oscar Negrelli.

Los buenos oficios ante el peronismo podrían llegar, acaso, de la mano de Emilio Monzó. Su sector busca quedarse con la secretaría de Gobierno e incorporar al equipo local al hermano del todavía diputado, Gabriel Monzó.

Emilio conoce a Kicillof de la Cámara de Diputados y amasa desde hace años una relación aceitada con Wado De Pedro, futuro ministro de Alberto Fernández. Avanzar en esa dirección implicaría para Garro mucho más que una mera decisión con impacto local: Monzó está armado un espacio crítico en Juntos por el Cambio a la conducción de Mauricio Macri. Habrá que ver si el Intendente se arriesga a ensayar ese paso de minué.

 

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